Obsolescencia programada o daños al equipo, ¿de qué depende la vida útil de un celular?

Obsolescencia programada o daños al equipo, ¿de qué depende la vida útil de un celular?

Foto: Freepik

Cada año empresas como Apple o Samsung acaparan los reflectores cuando hacen los anuncios de sus nuevos productos, siendo lo más esperado y sobresaliente los nuevos modelos de celulares. Esto da pie a que las personas ansíen adquirir los teléfonos incluso si los que poseen están en buenas condiciones y todavía pueden usarse por un tiempo más.

 

Con cada lanzamiento, la gente apuesta por cambiar de celular y se compra el modelo más reciente a pesar de que otros más antiguos todavía tienen vida útil. Si bien cada marca hace actualizaciones, mejoras y añade otros funcionamientos y alicientes, la realidad es que no siempre es necesario desechar los teléfonos para adquirir los modelos más recientes.

 

A esto se suma que los dispositivos que se cambian, ya sea por inútiles o por que quedaron obsoletos, no siempre se desechan de la manera adecuada, lo que genera basura electrónica que es altamente dañina para el medioambiente. Por lo anterior, surgen varias interrogantes, ¿cuál es el tiempo de vida útil de un celular? ¿Cómo se deben desechar para no causar un perjuicio al planeta?

 

Aunque no existe un veredicto final, se considera que la vida útil de un celular puede ir del año y medio a los dos años en condiciones de uso moderado. En tanto, si se le da mantenimiento regularmente, se evitan daños físicos y se prioriza mantenerlo en buenas condiciones, su utilidad podría extenderse de cuatro a cinco años, aunque esto dependerá de varios factores que a veces escapan del usuario.

 

En primer lugar, la vida útil de un celular dependerá de la gama que sea, ya que en la actualidad se dividen en baja, media y alta, siendo estos últimos los que más resisten al paso de los años. También entra en juego la obsolescencia programada, que es el diseño con que se hacen los teléfonos y otros aparatos, a fin de que en determinado tiempo dejen de ser útiles o su hardware no sea compatible con actualizaciones del sistema operativo.

 

La obsolescencia programada se hace como una estrategia de mercadotecnia cuyo objetivo es que los usuarios de un aparato se mantengan constantemente comprando los productos de la empresa. Es decir, un fabricante de celulares fabrica un modelo de manera que este no perdure demasiado el tiempo o para que sus componentes queden obsoletos deliberadamente.

 

Por otra parte, está la obsolescencia programada en cuanto al sistema operativo, pues en ocasiones los fabricantes lanzan actualizaciones con las que un teléfono irá gradualmente más lento o dejará de correr algunas aplicaciones. Lo usual es que esto afecte principalmente a los celulares de gama baja, ya que en los de gama alta las actualizaciones incluso ayudan a mejorar el rendimiento del dispositivo.

 

Además de la inutilidad que se prevé desde la fabricación, un factor determinante para los celulares es el daño físico. Caídas, exposición a ambientes extremos de calor o componentes frágiles, son aristas que influyen en que un celular se haga inútil con el paso del tiempo, incluso si es de gama alta.

 

Esto se podría contrarrestar “fácilmente” con una compostura, pero aquí entra otra vertiente de la obsolescencia programada, que es el llamado “derecho a reparar”. Empresas como Apple se han opuesto a que los usuarios acudan con un tercero a reparar sus dispositivos y, en cambio, exigen que se acuda con ellos directamente para adquirir las piezas o se compre un nuevo dispositivo.

 

Ya sea por moda o por verdadera necesidad, la gente apuesta por cambiar con frecuencia su teléfono incluso si todavía está en buenas condiciones. De acuerdo con la plataforma Statista, en un sondeo hecho en 2020 se demostró que los mexicanos cambian de teléfono cada dos o tres años, aunque en unos casos lo hacen cada año, mientras que otros lo hacen cada año o año y medio.

 

Ahora bien, independientemente del motivo por el que se renueve, es importante considerar que estos aparatos electrónicos no se deben desechar al igual que otro tipo de basura. Si se adquirió uno nuevo y el anterior es funcional, lo ideal es darlo o venderlo a alguien que lo necesite para evitar que se haga un gasto más grande.

 

Si el teléfono dejó de ser útil por el sistema o por daños irreparables, se recomienda llevarlo a un centro de reciclaje de basura electrónica. Compañías como Apple hacen campañas constantes de reciclaje de dispositivos en las que se pueden llevar los aparatos que quedaron inservibles, computadoras y tablets también, para que no terminen contaminando junto al resto de basura.

 

Esto es importante porque el impacto ecológico de los celulares es tan grande que una batería podría contaminar hasta 675,000 litros de agua, mientras que hacer una nueva significa un total de 186 toneladas de CO2. También está el hecho de la minería que hay detrás de elementos como el níquel, cobalto, cadmio y zinc, entre otros, que conllevan destrucción de hábitats y contaminan suelo, aire y agua.

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