El tiradero ya es monumental y la 4T con puras ocurrencias

El tiradero ya es monumental y la 4T con puras ocurrencias

Las aportaciones de la Cuarta Transformación a la picaresca política y a la tragedia nacional no cesan. A la lista del Golpe Silencioso, el Quinto Jinete de la desconfianza, el Pacto de Impunidad, los videos con los que los hizo recular Ovidio, los asilos políticos al gusto, los hoteles de cinco estrellas más honores militares a cualquier despedido que pueda ser distractor, se suman cada día más.

 

El perder ganando, los autogolpes legislativos, las reformas para instalar en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a una persona improcedente y el trato de delincuentes organizados, narcos y lavadores de dinero a los causantes morosos, más la amenaza de remate de bienes correspondiente, se suman y suman y suman y…

 

Detrás del mito al candidato más votado de la historia se esconden artimañas demasiado onerosas: un jefe de prensa convertido en Rasputín de Palacio Nacional, jefe de la política interna, regulador y administrador del padrón morenista de los programas sociales, del presupuesto nacional, de los precandidatos a gobernadores estatales, se suman más.

 

El círculo íntimo de “El Hombre” hace lo que quiere

 

El secretario de Gobernación de facto, Gabriel García, coordinador de Programas Sociales de la 4T, por encima de las decisiones de todo el gabinete, heredero de una posición reservada al anterior de toda la vida, ha precipitado el panorama de un gabinete dividido, partido en tres. Para empezar, coordinador real de las bancadas de Morena en las Cámaras de diputados y senadores.

 

Frente a un ala neoliberal desconcertada y perdida entre los humos de las bravatas morenistas, el círculo íntimo de “El Hombre” hace lo que quiere ante la falta de rumbo, programa y objetivo, un gabinete a la sombra de leales al acecho de cualquier error de imagen, más un jefe de oficina que regaña gabinete formal, completan el cuadro.

 

Fragmentadas, las fracciones mayoritarias del Congreso

 

Y hay más y más aportaciones: una Guardia Nacional inopinada que sustituye al defenestrado Estado Mayor, pero armada, enfrentada a policías locales preventivos, como si fueran los pródromos de una guerra civil anticipada. En medio de un gabinete partido en tres. Imposible la reconciliación.

 

Dirán, sí, que hubo un tiempo de gobiernos divididos por falta de mayorías legislativas, pero con gabinetes compactos que obedecían y actuaban bajo un solo mando. Ahora, gracias a la Cuarta Transformación, ya no. Las elecciones las gana una sola persona que reparte entre desconocidos las candidaturas parlamentarias, inventa personajitos y figurones que no pueden reclamarle ni desobedecerle.

 

Sólo tienen el recurso de rebelarse en los apartaditos, inconformarse, abuchearlo, silbarle en bola desde el anonimato, pero en sus actitudes parten la fracción mayoritaria, las Cámaras de diputados y senadores están fragmentadas. Las encuestas resienten la división y muestran al interior de los recintos los islotes de representantes.

 

Nos tragamos la píldora del candidato más votado de la Historia

 

Los peticionarios del presupuesto, ganaderos, productores, alcaldes abandonados, secuestran los perímetros, son gaseados en las oficinas de audiencias de Palacio Nacional, instalan la modalidad permanente de recintos alternos para sesionar y poder cumplir las órdenes del patrón.

 

Un país de extraviados en un sistema de piojito, una clase política de caricatura. Lo dicho: urge un equipo de psiquiatras. Hasta eso hemos llegado por tragarnos la píldora de haber escogido al hombre más votado de la Historia. Un mito bastante malo, pero que ha penetrado en ‎la conciencia del 15% de la población actual.

 

Y AMLO de tour turístico – gastronómico… sin salir del país

 

Otra más: un presidente itinerante, errabundo, autoexiliado en su propia tierra para no enfrentar responsabilidades no aptas para nómades que anda buscando convites y pretextos provincianos para no estar en su oficina que le produce repelús, repugnancia, temor o desagrado, una especie de personal “¡fúchi guácala!”

 

Un Titular del Ejecutivo, sí, que cambia cualquier caldillo norteño, tlayuda, zacahuitle, tamalito con chipilín, mole negro, chinicuiles, escamoles, tacos de asada o adobada chilayo, mole negro, chiles en nogada o chicatanas, bocolitos o estrujadas, con tal de no atender espinosos asuntos de seguridad o de grupos de inversionistas que no quieren invertir en programas sociales, que son lo suyo.

 

El país intoxicado por la carne contaminada traída del sur

 

Un sistema productor desactivado, importador de reses centroamericanas que traen consigo epidemias, brucelosis, septicemia hemorrágica, salmonelosis y paratuberculosis vacuna, que pueden transmitirse a los humanos debido a la importación indiscriminada, sin vacunas ni permisos sanitarios. Millones de reses portadoras de todas las desgracias.

 

Desde luego, independiente de la competencia desleal, prohijada desde el poder, con los productores criollos, ganaderos sin crédito. Atenidos a todas las amenazas de fiebres producidas por garrapatas, pinolillos y etcéteras que creíamos haber erradicado del territorio nacional.

 

Presas del cáncer, el sida, el dengue... Niños sin estancias…

 

Mil setecientas obras de infraestructura que quedaron en 16, pero pueden terminar en cero, por falta de recaudación, por falta de dinero. Un hombre, Carlos Slim, con más poder político que el Marajá de Pocajú, pero en la práctica, más pobre que un perro de ciego.

 

No hay medicinas contra el cáncer, ni contra el sida, ni insecticidas para el dengue, ni estancias infantiles, ni brigadas contra incendios, sólo hay estadio de béisbol, pagar paleros en “las mañaneras”, usar los aviones del Ejército para importar despedidos, que pueden aportar modelitos bolivianos.

 

Espionajes en las oficinas de los leales, cámaras fotográficas y de vídeos ocultas en sus escritorios, como si se estuvieran haciendo las grandes transformaciones y se estuvieran abatiendo molinos de viento.

 

Ya sólo nos queda esperar que Marcelo Ebrard venga al rescate

 

Obviamente, para remediar todo lo que aún puede ser remediable urge no sólo un súper secretario ejecutivo, sino un Canciller todoabarcante, omnívoro y omnisciente, más que un Primer Ministro --aunque no somos un régimen parlamentario-- que ponga orden en este monumental tiradero.

 

Y como el cuerpo registra y no olvida, necesitamos ya de todo, no sea que se vayan a dejar caer más ocurrencias de las que el cuerpo puede aguantar.

 

¿No cree usted?