¿Por qué Aristóteles no le cree a Jiménez Espriú?

¿Por qué Aristóteles no le cree a Jiménez Espriú?

¡Vaya engaño! No hay otra manera de llamar al informe final de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sobre el accidente ocurrido el 24 de diciembre, en el que fallecieron la gobernadora Martha Erika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle.

 

Aristóteles definió a la verdad como la coincidencia entre la estructura ontológica y la estructura enunciada en el juicio, es decir, la consistencia entre la realidad empírica y lo que se afirma. De acuerdo con este caso, la verdad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) es sumamente cuestionable. Veamos:

 

Dice el titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú: “El helicóptero debió haber estado en tierra, lo hicieron volar (…) Hubo una mala práctica en el operador, una mala práctica en la tripulación que aceptó volar con las fallas que ellos conocían, que habían reportado en el taller de mantenimiento”.

 

El enunciado no coincide con la realidad. La fama de Rafael Moreno Valle en cuanto a exigencia de calidad en vehículos, así como en protocolos de acción, era nacional. Todos sabían que las exigencias de calidad -en cualquier tema- podían tornarse en airados reclamos, por decir lo menos. Luego entonces, no hace sentido la declaración del secretario.

 

¿O alguien se puede imaginar a Moreno Valle subiéndose a un helicóptero que no tuviera las condiciones de mantenimiento y calidad que exigía? Incluso, hubo artículos nacionales que criticaron sus vuelos con helicópteros Augusta -Modelo A109S Grand-, "el Ferrari" de los rotores le llamaban.

 

Dice Jiménez Espriú: “Dos tornillos mal ajustados en uno de los actuadores lineales de alabeo pudieron desprenderse y provocar un corto en ese sistema vital para mantener el control de la aeronave. ¿Qué ocurre cuando estos tornillos están sueltos, están bailando, por así decirlo, con las vibraciones del helicóptero y pueden estar haciendo contacto con esas terminales?”.

 

El Ferrari de los Helicópteros era una cafetera, según Jiménez Espriú. Nuevamente Aristóteles aparece: no coincide con la realidad el juicio que la SCT emite. Más aún, según el secretario, hubo 31 vuelos que "violaban la normatividad". Es evidente que no conocía a Rafael Moreno Valle.

 

Creer en que el exgobernador abordaría, hasta por 31 ocasiones, un helicóptero con fallas de mantenimiento es como anunciar que Andrés Manuel López Obrador ofrecerá una conferencia en inglés para calmar a los capitales extranjeros en México respecto a las certezas de sus inversiones. Nuevamente, discordancia con la realidad.

 

Y puede afirmarse, sin miedo a la mentira, que el secretario está declarando, de manera tácita, que el senador y la gobernadora sabían de esas fallas: “una mala práctica en la tripulación que aceptó volar con las fallas que ellos conocían”.

 

En resumen, según Espriú: el helicóptero era una cafetera con los tornillos sueltos, Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso eran unos irresponsables que ignoraron las fallas reportadas en alguna de las 31 ocasiones que volaron y, además, eran suicidas porque tenían conocimiento de dichos problemas del helicóptero.

 

La izquierda se encumbró acusando supuestos crímenes de estado. En 2014, la versión -divulgada por la hoy directora de Notimex- de que los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron cremados en hornos del Ejército fue difundida por voceros del actual régimen. Una difamación sin pruebas que todos los simpatizantes de la izquierda radical enarbolan con denuedo, a la fecha.

 

Hoy esa izquierda en el poder difunde una nueva mentira que a todas luces resulta inverosímil: un helicóptero sin capacidad para volar -así lo señaló Espriú al decir que debió quedarse en tierra- fue utilizado por dos de los mexicanos más escrupulosos en medidas de seguridad, para retar a la muerte. ¡Vaya mentira!

 

La desaprobación llegó para Andrés Manuel. Si fuera él, dejaría este tipo de ficciones ofensivas a la inteligencia y me abocaría a recuperar los casi 30 puntos perdidos en un año de gobierno.

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