La vocación de Doña Rosario Orozco

La vocación de Doña Rosario Orozco

Pocos lo saben, pero Doña Rosario Orozco se está ganando un gran cariño de los trabajadores del DIF estatal.

 

Va laborando con discreta energía, puntualmente y de manera inteligente.

 

Sin buscar los reflectores, atiende con paciencia y decide sus acciones.

 

Le respetan no solo por ser la esposa del gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta, sino porque ha mostrado su calidad humana en diversas acciones que ejecuta el DIF estatal.

 

Este reportero conoce a diversos funcionarios del DIF, una institución a la que le tengo aprecio desde hace muchos años y que está en un inmueble bellísimo: el Hospital San Juan de Dios, uno de los primeros nosocomios de la Nueva España.

 

Y el mensaje que tengo en las charlas (digitales por ahora con la contingencia) es recurrente: “es una señorona, de verdad. Atiende, trabaja, platica directamente con los funcionarios y decide qué hacer de acuerdo a la norma”.

 

La mayor parte de los comentarios que he recibido coinciden en frases más o menos similares.

 

Al DIF llegan multitud de solicitudes de ayuda. Los grupos vulnerables son atendidos a través de programas o apoyos directos.

 

Y en la mayoría, la señora María del Rosario Orozco Caballero interviene directamente.

 

Y la pregunta es recurrente cuando tiene que dar alguna atención: “¿qué es lo que la ley nos faculta hacer?”.

 

Escucha, pregunta y decide.

 

Por eso se ha ganado el respeto de trabajadores nuevos y antiguos.

 

“Vaya que sí tiene sensibilidad. En verdad, le duele ver a la gente en malas condiciones y actúa, pero también nos escucha para decirle cuál es la mejor forma de atenderlos”, me dice un trabajador.

 

Otro me comenta: “dicen que lo bueno debe presumirse, pues yo sí presumo que trabajo en el DIF y que Doña Rosario es mi jefa. Es de verdad bien comprometida”.

 

Lo curioso es que la señora María del Rosario Orozco no busca el reflector ni mucho menos.

 

Hace su trabajo diligentemente y, además, de manera honoraria.

 

Sin presunciones.

 

Son sus colaboradores quienes reconocen a alguien con vocación de servicio.

 

“Sí, es la esposa del gobernador, pero también es LA JEFA que se ha ganado nuestro aprecio”, dice otro trabajador.