AMLO está desplazando hasta a sus aliados

AMLO está desplazando hasta a sus aliados

Si en la encuesta de Mitofsky el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta aparece en la posición 26, en el ranking de gobernadores se posiciona aún más arriba, en el puesto 14.

 

La razón de ambos repuntes es evidente: los ciudadanos están calificando de mejor manera a los gobernantes que están afrontando la pandemia de COVID-19.

 

En el Ranking Nacional “Opinión del desempeño de los Gobernadores ante el COVID 19”, desarrollado por Demotáctica y Campaigns And Elections Research, el mandatario tiene una calificación de 42.7 %.

 

En una semana, sus números crecen por su decisión de afrontar la pandemia.

 

Tal vez justo por ello, hábil en el olfato político, el mandatario se ha deslindado de las determinaciones más estrambóticas del Gobierno Federal o hasta ha señalado la poca certeza de los datos de contagio y fallecimientos que ofrece el subsecretario Hugo López Gatell.

 

El gobernador poblano y otros líderes de la llamada Cuarta Transformación han comenzado a deslindarse de algunas decisiones o abrirse directamente de los yerros cometidos por la Federación.

 

Barbosa fue claro en señalar la ausencia de rigor en los datos que ofrece por las tardes Hugo López Gatell.

 

Tiene razón.

 

Una reportera cuestionó con mucha tibieza -sin ser aguda- al subsecretario respecto a lo caótico de sus cifras. López Gatell respondió burlón en la conferencia matutina.

 

Pero por la tarde se enfrentó a una periodista más avezada y se notó fuera de sí, molesto, y se montó en la aclaración de que cada quien emite la opinión que quiere.

 

Más no es un tema de opiniones sino de números; de matemáticas, pues.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que nombraría a una representante para Puebla y así atender la disparidad de datos.

 

No resultará porque el elemento clave en la disparidad numérica es la soberbia del subsecretario y del Gobierno Federal para reconocer fallas.

 

Si no se admiten estas, ¿cómo corregirlas?

 

Por eso Barbosa tuvo un buen olfato político. Sabe que su trabajo de combate a los estragos de la pandemia le permiten crecer en puntos de aprobación y que además, por la negligencia, el Gobierno Federal seguro enfrentará más tarde las complicaciones de sus actos.

 

Es un buen momento para deslindarse. Después de todo, si los poblanos están reconociendo a Barbosa de acuerdo con lo que dicen las encuestas, es poco probable que el mandatario cambie de tesitura.