A los héroes del IMSS los dirige un villano

A los héroes del IMSS los dirige un villano

Veo el video de un médico en redes sociales que denuncia la baja calidad de los materiales que le entrega el Instituto Mexicano del Seguro Social.

 

Leo las notas diarias que informan del personal médico contagiado, muchos fallecidos.

 

Imagino el llanto desconsolado de los familiares que vieron a su hijo, a su madre, a su pareja ir a salvar vidas y ya nunca más regresar.

 

Y mientras imagino con desesperación, tristeza y mucha ira esta triste realidad, veo también las fotos del director general del IMSS.

 

Lo veo con su sonrisa y su cabello ondulado.

 

Tanto que fue criticado Enrique Peña Nieto por los seguidores del presidente y ahí, en la figura de Robledo, hay un funcionario igual de superfluo.

 

Pero sobre su espalda están las vidas de miles de trabajadores del sector salud.

 

Y en su conciencia deben estar los fallecimientos causados por un presupuesto reducido y compras de materiales de protección de mala calidad.

 

Robledo es la antítesis natural del discurso de la Cuarta Transformación.

 

Es hijo de un exgobernador, estudió en el extranjero, egresado del ITAM, fifí desde niño, pues.

 

Quien esto escribe nunca ha criticado las facilidades que te da ser hijo del hombre más poderoso de tu estado, ni que él haya tenido la posibilidad de estudiar en el extranjero.

 

Lo que sí critico con dureza, y lo saben todos quienes me conocen, es esa insensibilidad para hacer empatía con el dolor de las personas.

 

No hay cubrebocas N95, hay contratos amañados por todo el país, el personal de salud se sigue contagiando y muriendo, pero el director general está abocado en seguir las líneas del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

¿De verdad es tan difícil comprender el dolor de los trabajadores del Seguro Social?

 

¿De verdad es tan complicado imaginar a un niño llorado porque su mamá falleció curando a otros del maldito virus?

 

¿Qué tiene que pasar para que Zoé Robledo muestre la humanidad necesaria en lugar de solo ser otro aplaudidor del presidente?

 

Si esas preguntas no tienen respuestas, entonces preguntemos con datos.

 

¿Por qué Robledo adjudicó de manera directa y sin concurso un contrato por 93 millones de dólares a una empresa para comprar 2,500 ventiladores?

 

El negocio en tiempos de crisis siempre es el más sucio.