Construir la identidad es hacer buen gobierno

Construir la identidad es hacer buen gobierno

La construcción de la identidad es la parte más importante de una estrategia de gobierno o política.

 

A menos de un año de la jornada electoral de junio de 2021, vale la pena hacer recomendaciones generales para todos los aspirantes a candidatos.

 

En primer lugar con su equipo cercano, aquel que les ha seguido desde hace años, es importante establecer con claridad la imagen que como perfil público pretende tener este aspirante.

 

La identidad rige absolutamente a toda la estrategia y trasciende al gobierno.

 

El ejemplo más perfecto de ello es el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, tanto los mensajes y la forma mediante la cual se decide su ruta electoral están alineados a su identidad: el populismo.

 

Un aspirante a candidato debe tener en claro que la identidad le permitirá estructurar su discurso de campaña, que incluye el mensaje a los electores y su postura ante medios de comunicación y, al mismo tiempo, la selección de las principales políticas públicas que regirán su gobierno, o las acciones legislativas que hará el futuro diputado local o federal.

 

Así, una vez establecida la importancia de esta identidad del perfil público, lo que sigue es que reunidos, el equipo del aspirante y él, determinen cuál será dicha identidad.

 

Pero hay que comprender que una vez establecida tal identidad, el aspirante se casa con ella.

 

Los grandes líderes políticos trascienden a causa de la repetición de un mensaje consistente, que destaca sus logros y acciones

 

Boris Johnson, por ejemplo, como ministro del Reino Unido, no puede ser imaginado sin su bicicleta y sus mensajes relacionados con el urbanismo.

 

Al Gore, por ejemplo, se casó con el tema ambiental y es uno de los referentes internacionales del tema.

 

La identidad es importante porque también permite al político ofrecerle al ciudadano una atención específica en el enorme mar de problemas que tiene.

 

Es decir, si hay un candidato que se especializa en los temas de seguridad como parte de su identidad, el ciudadano podrá diferenciarle del resto y, si esa identidad le seduce, votará por él.

 

Cuando no hay identidad, las ocurrencias se dan a lo largo de toda la campaña y, peor aún, en todo el gobierno.

 

El presidente municipal un día decide convertirse en el alcalde de las obras, otro en el del desarrollo económico y un día, con la moda de la movilidad, decide crear ciclovías. En este burdo de ejemplo, el alcalde ficticio tiene una falsa identidad.

 

Si el aspirante quiere destacar y convertirse en un personaje que trascienda, debe cuanto antes iniciar a construir su identidad. El tiempo corre.