A raíz de la pandemia de COVID-19, el mundo del deporte ha experimentado un cese importante actividades con el objetivo de salvaguardar el bienestar de deportistas y fanáticos por igual. Sin embargo, existen tentativas tecnológicas que podrían dar las pautas de higiene necesarias para continuar los juegos y coexistir en una nueva normalidad, a pesar del cierre de estadios y otros espacios masivos.
La National Basketball Association (NBA) en Estados Unidos decidió reiniciar su temporada el 30 de julio pasado, conteniéndola en una burbuja. Tras un inusitado arreglo con Walt Disney World en Orlando, los equipos, staff y prensa especializada vivirán confinados en los resorts floridenses durante tres meses. Los encuentros serán transmitidos en vivo gracias a un sistema de cámaras y micrófonos desde estadios sin asistentes.
Aunado a esto, la liga anunció una asociación con la compañía Oura en la compra de 2,000 anillos inteligentes que los jugadores podrán portar de manera opcional. Se contempla que estos sean capaces de detectar indicios de contagio por COVID-19 mediante el monitoreo de signos vitales, aunque no hay investigaciones respaldando estas afirmaciones y Oura comercializa sus anillos como monitores de sueño y actividad física.
Contrario a su análogo del baloncesto, la National Football League (NFL) parece que no optará por un método de "burbuja", al ser considerado inviable. Aunque las condiciones bajo las cuales se jugará la próxima temporada aún no están del todo definidas, por lo pronto el sindicato de jugadores negoció el derecho de cada jugador a decidir si participar o no en la temporada 2020 sin comprometer sus contratos. Dicho logró dio paso a la dimisión de al menos 30 jugadores.
Principalmente, hay una atención redoblada a la realización de pruebas constantes y evitar conductas de riesgo entre jugadores y staff. Como no existirá un aislamiento generalizado entre los empleados y sus respectivas comunidades, las autoridades de la NFL han enviado cientos de páginas con nuevas reglamentaciones y ha implementado, en alianza con Kinexon, el uso generalizado de relojes con sensores de proximidad. Ello permitirá detectar situaciones de contagio potencial por medio de datos computarizados.
Además de ellos, en deportes con tanto énfasis en el contacto físico, uno de los principales problemas a resolver era la prevención de contagios durante los encuentros mismos. Al momento, la solución más adecuada para los jugadores de la liga es un casco con careta integrada presentado por la compañía Oakley, responsables de los visores actualmente presentes en los cascos reglamentados de la liga.
Fueron mejor recibidos que opciones tradicionales como mascarillas, pues los cascos están optimizados para la transmisión de sonido y el flujo de aire, al tiempo que previene el contacto con gotas de saliva, principal medio de contagio. Ello brinda seguridad a los jugadores sin comprometer la comunicación oportuna y la facilidad para respirar en el campo de juego.
Tanto en el campo como en lo digital, la tecnología se plantea como una vía para continuar con los programas deportivo en medio de la pandemia y evitar pérdidas millonarias en una de las industrias más grandes del mundo, que depende de patrocinios y ventas de boletos o mercancía. La NFL y NBA apenas dan sus primeros pasos auxiliadas por diversos gadgets y una miríada de otras medidas, aunque con aproximaciones distintas, una orientada al encierro, otra a la vigilancia. El tiempo verá cual resulta más adecuada.