Un 'chicotazo' le dio el triunfo a Chivas en el clásico nacional

Regresó el público y llegó la victoria para Chivas en el partido de ida de los cuartos de final de la Liguilla, luego de imponerse por 1 a 0 al América en el estadio Akron, recinto que volvió a tener aficionados que vieron cómo el Rebaño se quedó con el Clásico Nacional.

Aunque se generó mucha expectativa por el duelo, el partido tuvo más tiempos muertos que jugadas de gol en los primeros 45 minutos, siendo dos intervenciones del portero Raúl Gudiño lo más destacado.

Si bien es cierto que las Chivas tuvieron la iniciativa en los primeros minutos, sus jugadas no lograron inquietar a Guillermo Ochoa, quien solo observó cómo la defensiva se encargaba de rechazar el embate rojiblanco.

Con el paso de los minutos la balanza se empezó a equilibrar, y el América tuvo más participación en el área rival. La primera jugada importante llegó a los 27 minutos cortesía de Henry Martin, jugador que remató un buen centro de Sebastián Cáceres mandado su disparo justo a donde se encontraba Gudiño, quien tuvo buenos reflejos para detener el que parecía el primer gol de los azulcremas.

Posterior a esa jugada, la presión americanista se hizo más fuerte, encontrándose con una nueva oportunidad al minuto 36 en la que Henry Martin quedó mano a mano con Gudiño, pero este se adelantó a lo hecho por el delantero achicando en su área obligándolo a disparar y así atajar una jugada de peligro que podía concluir en gol.

El ingreso de Cristian Calderón cambió por completo el juego de las Chivas, pues de sus botines salieron un par de jugadas de peligro que pusieron en aprietos al equipo de Miguel Herrera, siendo el tiro más peligroso al minuto 58 cuando remató de cabeza mandando el esférico apenas a un lado de la portería resguardad por Ochoa.

Las águilas se sacudieron la presión rojiblanca con un zapatazo cruzado afuera del área por parte de Richard Sánchez al minuto 69, tiro que solo pudo observar pasar Gudiño al no tener la posibilidad de llegar a la jugada.

Al minuto 80, en una jugada fortuita llegó el gol del rebaño de los botines de Cristian Calderón, pues se animó a pegarle de media distancia mandando su disparo al poste que resguardaba Ochoa; sin embargo, la potencia y colocación hicieron imposible que el guardameta la atajara.