1985 y 1989, los años en los que el Puebla fue campeón sin corona

1985 y 1989, los años en los que el Puebla fue campeón sin corona

Foto: Carlos Moreno

El Puebla tiene dos estrellas que brillan en su escudo debido a los títulos de Liga que obtuvo en 1983 y 1990, pero hubo otros dos años, en 1985 y en 1989, en los que hizo casi todo para coronarse campeón, arrasando en el futbol mexicano, pero terminó por quedar eliminado.

 

No hay duda de que el Puebla dejó marcada su historia en la década de los ochenta, en la que gestó sus dos campeonatos de Liga y sumó dos títulos de Copa, aunque también fue el lapso en el que sus aficionados pudieron ver en dos ocasiones a su equipo superlíder del futbol mexicano, siendo un verdadero terror para todos sus rivales.

 

El primero fue en el certamen llamado PRODE 1985, cuando pensando en el Mundial de un año después, por primera vez el balompié azteca tuvo un torneo corto que duró ocho partidos en la fase regular, con los 20 equipos divididos en cuatro grupos en los que los integrantes se enfrentaron entre sí a duelos ida y vuelta, de la cual salieron ocho clasificados a la Liguilla para definir al campeón.

 

Los camoteros dirigidos por el uruguayo Hugo Fernández y teniendo como figuras a Daniel Bartolotta, Roberto Ruiz Esparza y Paul Moreno terminaron ese minitorneo como líderes generales al mantener el invicto durante los ocho partidos que disputó en el grupo 2 con cinco triunfos y tres empates, además de ser la escuadra con más goles anotados con 21 y menos recibidos con ocho.

 

Sin embargo, ya en la Liguilla las cosas cambiaron para los enfranjados, ya que si bien en cuartos de final pudieron pasarle por encima a Chivas por un apretado global de 1 a 0, en la antesala de la final cayeron el tiempos extras ante Tampico Madero en un marcador en contra de 5 a 4.

 

Esa maldición del súper líder la volvió a experimentar el Puebla cuatro años después, pues en 1989 también concluyó la campaña que inició en 1988 como líder general, tras una temporada larga de 38 partidos en la que sumó 53 puntos resultado de 20 triunfos, 13 empates y solo cinco derrotas, con una máquina de hacer goles que alcanzó la increíble cifra de 86 anotaciones, con gran colaboración de los chilenos Jorge Aravena y Carlos Poblete, con 28 y 21 tantos, respectivamente.

 

El también chileno Pedro García era el director técnico de los poblanos; a pesar de haber causado terror durante el torneo regular, en la fase final hubo una eliminación entre los primeros ocho equipos que fueron divididos en dos grupos con partidos a round robin entre cada sector.

 

Ahí otra vez los blanquiazules se quedaron con las manos vacías, pues terminaron en tercer lugar del grupo A con solo una victoria, tres empates y dos derrotas, situación que le costó el puesto a García; fue sustituido por Manuel Lapuente que la siguiente temporada guio a la escuadra a su segundo título de Liga.

 

La historia del Puebla es el claro ejemplo de que la Liguilla es “otro torneo” en el futbol mexicano, en el que vale más llegar en mejor forma a la fase final que hacer una etapa regular perfecta y desinflarse al momento de la verdad. Cuando obtuvieron el título de Liga en el 83 fue cuarto lugar general, mientras que en 1990 terminó en el tercer sitio.

 

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