Regresa el Burro Za-balín

Regresa el Burro Za-balín

Como si la política de Burrolandia regresara a la época de las cavernas, el Burro Za-balín quiere ser otra vez candidato y sumar un nuevo fracaso, pero para esto primero necesita el permiso de su mentor, el Precioso Burrín.

 

Aquí la historia...

 

Carcelero: A ver mi "patitas de molcajete", tienes visita y no es conyugal. Te espera un tipo medio raro, no le entendí quién es, porque habla con un acento como centroamericano.

 

Precioso Burrín: Mira, guardia de quinta, me llamo Precioso Burrín aunque te cueste más trabajo. No te olvides que en algún momento fui tu jefe. No vaya a ser que te meta tus coscorrones en las rodillas.

 

Carcelero: Lo único que vas a meter son tus "tiliches" en la jaula de pájaros que te conseguí. Eso de que tengas una celda para ti solo es como si vivieras en una mansión. ¡Órale, ve a tu visita antes de que te mande con el Burreuquid!

 

Precioso Burrín: ¡Nada más eso me faltaba! ¡El Burro Za-balín en persona!

 

Za-balín: Jefe, yo estar mucho apenado con verlo en cárcel. Yo no haberme enterado que usted ser "enchiquerado".

 

Precioso Burrín: Que te crean los chiapanecos, si fue noticia nacional. Hasta salgo en la tele temblando del miedo de caer en el "bote". ¿Acaso en Guatemala no hay tele?

 

Za-balín: Sí haber tele, pero yo no saber prenderla, porque ya ser muy modernas.

 

Precioso Burrín: Bueno, ya. ¿Qué chin... haces aquí? ¿No ves que si suelto la sopa te quedas aquí de por vida conmigo? Pero eso sería más castigo para mí que para ti.

 

Za-balín: Sí, jefe, soltar la sopa. Yo querer estar con usted toda la vida como antes. Usted ser mi ídolo. Yo quererlo mucho.

 

Precioso Burrín: Estás pero si bien pe... pero qué haces aquí, ya dime, porque ya mero sirven la comida y debo ganarle a otro la periquera, si no me quedo sin comer.

 

Za-balín: Yo venir a pedir a usted permiso para yo ser candidato a diputado. Ya ir a registrarme en partidazo y yo querer bendición de usted.

 

Precioso Burrín: Más que bendición, lo que necesitas es un exorcismo para evitar que hagas otra vez el ridículo. ¿Cómo se te ocurre pensar que puedes ser candidato?

 

Za-balín: Pero usted decirme hace años que yo ser el bueno, que yo ser su delfín, que yo ser el nuevo héroe de película, papá. Yo querer demostrar mi "esperiencia" en Congreso.

 

Precioso Burrín: Para empezar, cuando te dije eso andaba bien borracho y siempre se me sale lo cariñoso. Y, para terminar, te lo dije para que siquiera vendieras cara la derrota y ¡mira, nos humillaron a todos!

 

Za-balín: ¿Entonces yo no poder ser candidato a diputado? Yo querer regresar a política y luego ser gobernador.

 

Precioso Burrín: ¡Ternurita! Es más fácil que yo sea exonerado y que me den una casita en Cancún con dos preciosas botellas de cognac antes de que tú siquiera aspires a ser regidor de alguna junta auxiliar de algún pueblo lejano.

 

Za-balín: No decirme eso, patrón, que usted romper corazón guatemalteco, digo, chiapaneco, digo, poblano.

 

Precioso Burrín: Lo que te voy a romper es la cara si se te ocurre regresar aquí sin traer aunque sea unos cigarritos. ¡Órale! ¡Ya llégale! Y quítate esas ideas de ser candidato. Nada más manchas la doctrina burrinista.

 

Za-balín: Yo largarme, no quererlo ver jamás. Usted tener mucha maldad en ese cuerpo de chaneque.