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La reencarnación del Dalai Lama y otros grandes Budas Vivientes ha estado sujeta a la aprobación del gobierno central desde la dinastía Qing (1644-1911), afirma el libro blanco publicado hoy viernes por la Oficina de Información del Consejo de Estado.
En 1793, después de disipar a los invasores de Gurkha, el gobierno de la dinastía Qing restauró el orden en el Tíbet y promulgó la Ordenanza Aprobada Imperialmente para una Gobernanza más Eficiente del Tíbet (Artículo 29 de la Ordenanza), mejorando los sistemas mediante los cuales el gobierno central administraba la región, expresa el libro blanco titulado "Tíbet desde 1951: liberación, desarrollo y prosperidad".
La ordenanza estipulaba que la reencarnación del Dalai Lama y otros grandes Budas Vivientes tenía que seguir el procedimiento de "sorteo a través de la urna de oro" y que el candidato seleccionado estaría sujeto a la aprobación del gobierno central de China, expresa el libro blanco.
