Claroscuros de la consulta popular

Claroscuros de la consulta popular

La democracia como uno de los grandes objetivos civilizatorios, en efecto no fracasa, como bien apunta el presidente Andrés Manuel, mas como lo muestra el siglo XX y lo que va del presente sí sufre graves retrocesos autoritarios. Concebida como una forma de gobierno y un modo de vida, la democracia es un proceso inacabado, de lucha permanente para construirla, revitalizarla.

 

Pues lo mismo pasa con la primera consulta ciudadana de carácter constitucional en la historia mexicana, pero con antecedentes que se remontan  al 21 de marzo de 1993, cuando se realizó el primer plebiscito ciudadano sobre el gobierno en el Distrito Federal. Y entre los 320 mil votantes y los casi 7 millones del domingo 1, la diferencia es sustancial.

 

Suena más pertinente, por ello, la fórmula empleada por el historiador Lorenzo Meyer consistente en que es un paso en la batalla centenaria de los mexicanos por sus derechos políticos y que la Independencia, la Reforma y la Revolución fueron pasos más significativos de un largo e inacabado (inacabable) proceso.

 

El hecho es que el domingo pasado sufragaron casi 7 millones de ciudadanos, de un total 93.6 millones y no deja de ser sorprendente porque podría mostrar la capacidad de acción más que de persuasión con el vacío que hicieron a la consulta popular los poderes fácticos, la coalición partidista-empresarial, la eficaz desmotivación de la dirigencia del Instituto Nacional Electoral con las pocas casillas instaladas, a deshoras y con cambios de ubicación de último minuto, e incluso la aportación de los ministros de la Suprema Corte al hacer de la clara pregunta presentada por López Obrador un galimatías que se interpuso como valladar entre los ciudadanía y el ejercicio de un derecho recién conquistado, entre otros factores.

 

Es notable el triunfalismo desbordado de la oposición partidista-empresarial que no entiende que no entiende, pero hace cuentas demasiado alegres, mientras Jesús Escobar, de La Octava Noticias, sostiene que PRI, PAN y PRD obtuvieron menos votos en junio de 2021 que los que sufragaron el domingo 1º. Además, de acuerdo con la más reciente encuesta del antigobiernista El Financiero, la gestión de AMLO registró en julio 60% de aprobación, 4% más que en el mes anterior.

 

También está la contraparte, el número de participantes en la consulta dominical no llegó ni la mitad de los que en junio pasado votaron por Morena, el partido en el gobierno. Supongo que esto llevará a la dirigencia de Mario Delgado a una revisión a fondo y meticulosa de qué falló en la operación política, organizativa e incluso propagandística que fue abundante, para que sus 3 millones de afiliados no pudieran convencer a más electores. Registro que para la consulta recibí una visita en casa, para las elecciones intermedias fueron cuatro y decenas de llamadas telefónicas disfrazadas de encuestas.

 

El propio Obrador titubeó en anunciar sí debía votar o no, otra cosa es que no lo pudiera hacer por la falta de casilla. Y por lo menos en dos ocasiones reclamó que dieran por hecho que los resultados de la consulta no serían vinculatorios. Errores ambos de cálculo político.

 

Las conclusiones que hace Viri Ríos en el NYT son sugerentes: “El gran éxito de la consulta es mostrar que sin ideas concretas no hay movimiento, que sin entusiasmo la gente no sale a votar, que López Obrador no es invencible. Y todo esto es un éxito para la democracia”. Cierto, sólo que los políticos invencibles existen en los libros y cubículos, no en la realidad.

 

Acuse de recibo

 

Para el doctor Gerardo de la Fuente Lora, filósofo e investigador, la anterior Utopía (https://presslibre.mx/2021/08/02/el-ine-desmotivo-la-participacion/) es “Muy bueno tu texto Eduardo. Prístino. Saludos”. Muchas gracias… Tres preguntas y una afirmación del corredor público Alejandro Ruiz Robles, las primeras con respuesta implícita: “Disculpa Eduardo pero en la pregunta “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”, yo no encuentro donde podamos concluir con tu premisa de que “se trata de la posibilidad de que cinco expresidentes de México rindan cuentas ante la justicia sobre los grandes destrozos materiales y espirituales que causaron a la nación”. ¿Y de ser errónea mi apreciación, por qué sólo cinco y no incluso hasta del que hoy nos gobierna y ya lleva dos años, esto ya también lo hace parte del pasado? Es más, ¿esto no podría aplicar contra funcionarios del actual gabinete que han participado en otros gobiernos? Finalmente, no creo que el rechazo sea al ejercicio de la consulta sino a quien está detrás de ella, proponiéndola e incentivándola. Estoy seguro que el referéndum tendrá otro resultado. Abrazo maestro Eduardo”.

 

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