
En el mundo tan caótico que vivimos en la actualidad, los adultos tenemos la gran tendencia de solo escucharnos a nosotros mismos, dejando de lado otro tipo de opiniones que pueden tener una solución sencilla a muchos problemas.
El “adulcentrismo” se coloca como la mala costumbre de minimizar todo lo que opina o diga un niño o un joven, haciéndole creer que por tener menor experiencia que un adulto prácticamente no sabe de la vida.
Y esa terrible tendencia la han vivido incluso los que hoy en día son adultos, pues en innumerables ocasiones fueron callados en sus casas por el simple hecho de ser niños o jóvenes, obligándolos a no cuestionar los dichos de los mayores.
De esta manera, en cada momento podemos escuchar y decir expresiones como: “opina cuando crezcas”, “no me contradigas” y “haz lo que te ordeno”, por el simple fin de hacer menos a los más pequeños de casa.
Es así como creamos en los niños y jóvenes una idea equivocada que señala que solo los adultos tienen las opiniones acertadas de cada una de las cosas que suceden en el día a día, haciendo sentir a los menores como seres insignificantes.
Por este motivo es importante que aprendamos a escuchar a los más jóvenes de la casa, pues la sencillez con la que ellos ven la vida tal vez es el remedio para no seguir cometiendo errores en la vida adulta.