
Francia informó del hallazgo de una nueva variante del COVID-19 a la que ha llamado B.1.X. o B.1.640. El primer caso fue reportado en un colegio a inicios de octubre, y desde entonces la mutación se ha propagado en Reino Unido, Italia y Suecia. Expertos afirman que la mala distribución de vacunas la originó.
Según el diario Le Telegramme, la variante fue descubierta en octubre; pero Public Health France oficializó el hallazgo el 12 de noviembre. Aunque los contagios aún son pocos, ya que predomina la variante Delta, los científicos ya estudian la peligrosidad de esta cepa, incluso aseguran que puede tener mayor impacto en la salud de los contagiados.
En entrevista para The Jerusalem Post, Cyrille Cohen, profesor de la Universidad Bar-Ilan en Israel, dijo que esta variante presenta mutaciones nunca antes vistas desde que inició la pandemia, entre las que destacan la proteína de pico "S", por medio de la cual el virus ingresa a las células humanas para infectarlas.
El experto explicó que dicha proteína sufrió un cambio genético, perdiendo un segmento de su ADN, lo cual disminuiría la eficacia de las vacunas, ya que reduciría la capacidad que tiene de identificar a la envoltura vírica.
Asimismo, Cohen cree que dicha mutación pudo generarse, probablemente, en África, y según dijo el experto, mucho tiene que ver con la distribución de las vacunas, pues asegura que de haberse repartido de manera equitativa las dosis disponibles de los antígenos la aparición de B.1.X se habría evitado.
Al respecto, dijo: “Esta variante ejemplifica que si deja parte de la población mundial sin acceso a las vacunas, entonces el virus continuará multiplicándose y dará lugar a más variantes”.
A pesar de su reciente aparición, expertos vinculan la B.1.X con el repunte de casos en varios países europeos, como Alemania, Noruega e Inglaterra, por lo cual las autoridades sanitarias han llamado a la población a mantener el uso de cubrebocas, evitar espacios cerrados y concurridos, así como establecer distanciamiento social.
Hasta el momento la Organización Mundial de la Salud no se ha pronunciado al respecto, aunque muchos expertos esperan que sea clasificada como variante de interés (VOI) o como variante de preocupación (VOC).