Ivermectina, la “corazonada” médica que tiene en jaque a Sheinbaum

Ivermectina, la “corazonada” médica que tiene en jaque a Sheinbaum

Foto: Xinhua

Cuando inició la pandemia de COVID-19, el conocimiento sobre esta nueva enfermedad que comenzó a infectar rápidamente al mundo era prácticamente nulo, sobre todo en países como México, que no estaban preparados para enfrentarla.

 

De esta manera, en los primeros meses de la crisis sanitaria en nuestro país comenzaron a propagarse remedios que no tenían una base científica clara, y uno de estos fue el uso de la llamada ivermectina.

 

Primero que nada, hay que decir que la ivermectina es una clase de los medicamentos llamados antihelmínticos, es decir, aquellos enfocados en atacar parásitos que causan infecciones al entrar al organismo penetrando la piel, llegando a las vías respiratorias y alojándose en el intestino.

 

 

Bajo esta premisa, se creyó que la ivermectina podría frenar la propagación del virus del COVID-19 en el cuerpo, algo que fue rápidamente desestimado por la Organización Mundial de la Salud.

 

Sin embargo, México es un país que basa muchas de sus decisiones en “corazonadas” y autoridades sanitarias de la CDMX no solo creyeron que la ivermectina podía ayudar a combatir el COVID-19, sino que la incluyeron en el kit entregado a pacientes que resultaban positivos.

 

La información se logró ocultar por mucho tiempo, pero estos días le ha estallado en la cara al Gobierno de la CDMX, encabezado por la morenista Claudia Sheinbaum, un error que podría ser juzgado por autoridades sanitarias internacionales.

 

Y es que el Gobierno de la CDMX no solo fue en contra de lo que había determinado la Federación sobre este medicamento, sino en contra de lo establecido por autoridades internacionales.

 

 

Las cifras de muertes por COVID-19 registradas en la CDMX podrían ser determinantes para mostrar la acción irresponsable de Sheinbaum y sus funcionarios, pues quedó demostrado que este medicamento no ayudó en nada a varios pacientes.

 

Sin embargo, se debe esperar que Sheinbaum y compañía busquen lavarse las manos, argumentando el desconocimiento que se tenía de esta enfermedad al inicio de la crisis sanitaria.

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