
Con la creciente tensión internacional por una supuesta “guerra” entre Rusia y Ucrania, las palabras de Edward Snowden, exagente de la NSA y de la CIA, resuenan en el mundo: este conflicto es una bomba de humo para para desviar la atención de otra cuestión que implica directamente a los servicios de inteligencia en Estados Unidos.
Conocido por revelar en el 2013 la existencia de programas de espionaje electrónico masivo en Estados Unidos, Snowden declaró el miércoles pasado a través de su cuenta de Twitter: "Ahora que la prometida invasión no se ha materializado, tal vez podríamos echar otro vistazo a la historia que estaba divulgándose, cuando la Casa Blanca se vio repentinamente dominada por un misterioso e inexplicable deseo de cambiar el ciclo de noticias."
El exagente citaría a la par un artículo del diario The Washington Post que expondría la recolección de los datos personales de la población estadounidense por parte de la CIA, sin contar con la autorización del Congreso del país.
Esta situación en específico ya habría sido “denunciada” por algunos congresistas que acusaban a la organización de haber estado operando un programa secreto de recolección de datos de inteligencia exterior que también se llevaría entre las patas a los datos de su población.
Cuando esta denuncia se dio a conocer públicamente, la agencia gubernamental declaró que "en el curso de cualquier recopilación legal" la CIA puede obtener "incidentalmente información sobre estadounidenses que estén en contacto con ciudadanos extranjeros". Por lo que, organizaciones y políticos, recalcaron la gran “falla” que este proceso tenía.
La organización terminó su comunicado recordando una vez más a la población estadounidense que “los datos americanos recaudados” no serían usados a favor del mismo país; sin embargo, personalidades como Snowden siguen dudando de la fiabilidad de los hechos.