
Rusia consigue resistir el efecto negativo de las sanciones que Occidente ha impuesto para destruir la economía rusa, aseguró el primer ministro Mijaíl Mishustin, al presentar un informe a la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento).
"Los autores de esa estrategia esperaban que la tormenta de sanciones hundiría nuestra economía en unos pocos días. Su guion no se hizo realidad. Casi ningún otro Estado, excepto Rusia, hubiera podido haberle hecho frente a eso. Nosotros hemos resistido", subrayó Mishustin.
El jefe del Gabinete destacó que las nuevas sanciones "tienen una envergadura sin precedentes, su número supera a las restricciones impuestas a cualquier otro país, en total ya son más de 6.000".
"Se trata de sanciones individuales y sectoriales contra el Estado, pero lo más importante consiste en que van dirigidas contra todos los ciudadanos", enfatizó el funcionario.
En opinión de Mishustin, el objetivo de las restricciones de los países 'hostiles' a Rusia consistía, ente todo, en generar el pánico y atacar a los habitantes.
"Su objetivo era retrasarnos años o incluso décadas. Aislarnos del mundo. Forzar a Rusia a abandonar proyectos económicos y sociales prometedores. Atacar el nivel de vida de nuestros ciudadanos. Ellos están haciendo todo lo posible para impulsar la inflación, crear un déficit de bienes de consumo. Y, en última instancia, provocar una tensión social", señaló el primer ministro.
Numerosos países condenaron la operación militar que Rusia lanzó el pasado 24 de febrero para "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales que buscan infligirle a la economía rusa el mayor daño posible.
Por primera vez, las sanciones incluyen la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT, la inmovilización de las reservas internacionales de su Banco Central y, en el caso de países como Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y Australia, el embargo sobre la importación de petróleo ruso.