Presa de Valsequillo, magna obra que no nos salvaría de la sequía

Presa de Valsequillo, magna obra que no nos salvaría de la sequía

Foto: Enfoque

El lago y la presa de Valsequillo son parte vital de la historia moderna de Puebla, pues no solamente es el cuerpo de agua más grande del estado, sino que además ha sido escenario de eventos sociales y promesas políticas que demuestran la importancia que tiene.

 

Sobre Valsequillo existen algunos mitos respecto a su verdadero uso y también sobre su utilidad, pues en su entorno conviven diversas realidades del sector agrícola, inmobiliario, turístico y social.

 

Su origen

 

El lago de Valsequillo no existía como tal en 1938, cuando comenzaron los trabajos de construcción de la presa que llevaría el nombre de su promotor: el presidente Manuel Ávila Camacho.

 

La zona donde ahora está la presa y el lago era la parte en la que confluían los ríos Atoyac y Alseseca, los más importantes del estado hasta la fecha, por lo que se decidió aprovechar este caudal de agua para un uso agrícola.

 

Es así que en abril de 1938 comenzó la construcción de la presa que tardaría 8 años en concluirse, siendo en agosto de 1946 cuando finalmente el gobierno federal entregó la obra.

 

En su origen se diseñó para que pudiera haber un lago artificial, que es el que a la fecha podemos ver muy cerca de la compuerta, y que a lo largo de los años ha servido para actividades acuáticas convirtiéndose también en parte del paisaje.

 

Su uso

 

Con el problema de la sequía en Nuevo León y la carencia de agua potable, surge para muchos la pregunta si Puebla estaría exenta de este problema gracias a la presa de Valsequillo.

 

Lamentablemente la respuesta es no, ya que se trata de una presa que, como se dijo en un principio, junta el agua de los ríos Atoyac y Alseseca, ambos con niveles altos de contaminación por metales, residuos sólidos e industriales.

 

Esto provoca que su agua no sea apta para el consumo humano y, al menos hasta la fecha, imposible de tratar para acercarse a los niveles mínimos de pureza.

 

La presa se creó para un uso principalmente agrícola, pues su diseño favorece la filtración de los residuos sólidos para su sedimentación, antes de correr por los canales de riego para el distrito de Tepeaca, Tecamachalco y Acatzingo, así como para Atlixco e Izúcar de Matamoros.

 

El problema de la contaminación en el agua ha hecho que incluso sea difícil poder usar su agua para el riego de plantíos, por lo que las últimas dos temporadas no se han abierto las compuertas para la región de Atlixco.

 

El turismo

 

Cuando se construyó, la presa sirvió para formar el lago que rápidamente se convirtió en un sitio de gran interés para los poblanos, pues abría la posibilidad de practicar deportes acuáticos.

 

Los poblanos más acaudalados rápidamente compraron lanchas y botes, los adaptaron con esquís y armaron embarcaderos.

 

Además de torneos de deportes acuáticos, el turismo de la época incursionó en la pesca deportiva, algo que en la actualidad es imposible debido a los contaminantes del agua.

 

También hubo un importante desarrollo inmobiliario en El Oasis, La Playa, Las Brisas y Los Cantiles, colonias o zonas que se crearon para albergar cabañas y otros asentamientos que eran usados como casas de campo.

 

Estos desarrollos habitacionales se consolidaron y siguen teniendo zonas exclusivas con embarcaderos propios para los poblanos que aún cuentan con lanchas y que todavía las usan para dar paseos por el lago.

 

Además, en zonas como El Oasis, La Playa, Las Brisas o Los Cantiles se ofrecen actividades para los visitantes ocasionales, tales como paseos a caballo, en cuatrimotos o en lancha. Aunque esta última actividad se hace cada vez con menos frecuencia, todavía es posible encontrar lancheros que dan recorridos por el lago, además de que en algunas partes se han instalado restaurantes para aquellos que llegan a la zona a pasear o a hacer un día de campo.

 

Su capacidad y otras presas

 

La presa "Manuel Ávila Camacho" es la más importante de Puebla y una de las más grandes a nivel nacional, según el Monitoreo de las Principales Presas de México elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

 

A nivel estatal en Puebla existen cinco presas capaces de almacenar 384.59 hectómetros cúbicos, de los cuales 300.65 hectómetros pertenecen a la presa de Valsequillo, también conocida como "Balcón del Diablo".

 

Al corte del 25 de junio, la Conagua midió un almacenamiento de 205.67 hectómetros cúbicos en la presa “Manuel Ávila Camacho”, esto previo a la apertura de compuertas que se desarrolla en el marco del inicio del ciclo agrícola, entre finales de junio y principios de julio.

 

De acuerdo con Conagua otra presa como "La Soledad", en el municipio de Tlatlauquitepec, tiene una capacidad de 13.9 hectómetros cúbicos y hasta ayer su medición alcanzó los 6.27 hectómetros.

 

La presa de Necaxa, en el municipio de Juan Galindo, tiene actualmente 12.50 hectómetros cúbicos, aunque su capacidad es de 29.06; en tanto que la presa Nexapa en Tlaola, tiene 11.68 hectómetros cúbicos, cifra cercana al límite que es de 12.50 hectómetros.

 

Otra de las presas es la de Tenango, en el municipio de Huauchinango, cuya capacidad es de 28.48 hectómetros cúbicos, pero actualmente solo almacena el 15.19.

 

Aunque algunas presas se mantienen por debajo de la mitad de su capacidad, los registros de Conagua muestran que están en su promedio general de los últimos 5 años.

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