Dos Bocas, la megaobra de AMLO que se ahoga

Dos Bocas, la megaobra de AMLO que se ahoga

Foto: Twitter

Hablar de la Refinería Dos Bocas, ubicada en Tabasco, es hablar de una de las obras con peor planeación y más costosas del actual Gobierno Federal, proyecto que ha vivido un sinfín de problemas y que parece no estará en funcionamiento al 100 %, al menos en este sexenio.

 

Desde que inició la construcción de esta refinería, expertos advirtieron los problemas que tendría en temporada de lluvias, pues es de todos conocido que Tabasco es uno de los estados donde más llueve y donde las condiciones del terreno no evitan inundaciones.

 

De esta manera, esta semana la Refinería Dos Bocas se vio completamente inundada por una intensa lluvia que azotó la zona de Paraíso, Tabasco, llegando el nivel del agua hasta un metro y provocando que trabajadores de la refinería tuvieran que caminar entre auténticos ríos.

 

Aunque la secretaría de Energía, Rocío Nahle, trató de minimizar lo sucedido y publicó en redes sociales unas fotos mostrando que la inundación había bajado y se trabajaba sin mayores problemas en la refinería.

 

 

No obstante, lo sucedido con esta intensa lluvia solo es la antesala de la infinidad de problemas que vive y vivirá la refinería, que ya tiene un marcado sobrecosto, pues hasta el momento se han invertido más de 11,000 millones de pesos en una primera etapa que no permite arrancar operaciones por completo.

 

Es un hecho que Dos Bocas no estará funcionando antes de que termine el presente sexenio, por lo que todo indica que será un elefante blanco lo que heredará López Obrador a la siguiente administración, máxime porque seguramente se deberá invertir más en este proyecto.

 

El próximo gobierno federal se verá obligado a erogar mayores recursos para esta refinería, pues sería algo criticable que los 11,000 millones invertidos se fueran a la basura debido a todos los problemas que ha generado esta megaobra.

 

 

Mientras tanto, el presidente López Obrador y demás funcionarios federales buscan la manera de justificar la inversión en una obra que para muchos no era necesaria y solo representa un capricho del mandatario, como lo es el Tren Maya.

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