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Los conciertos de este fin de semana que ofreció Bad Bunny en la Ciudad de México sirvieron de escaparate para muchos jóvenes que esperaron por más de un año para poder disfrutar del famoso cantante; sin embargo, también trajo consigo problemas de salud, de inseguridad y hasta políticos.
Desde el 2020, México y el resto del mundo atraviesan por un problema de salud derivado de la pandemia del covid-19, una enfermedad que a ratos retrocede y de momento vuelve a surgir con alguna nueva cepa, provocando que haya momentos de incertidumbre para retomar muchas actividades de la vida cotidiana, como lo es las aglomeraciones en conciertos de este tipo.
En el clima político, el último año ha estado marcado por dimes y diretes, así como actividades por parte de todos los aspirantes a conseguir algún cargo público, tanto a nivel local como federal, principalmente aquellos aspirantes a la presidencia de la república.
A todo esto, se le debe de sumar el hecho de qué México atraviesa por un grave problema de seguridad pública, el cual lejos de mostrar mejoría con el cambio de gobierno en 2018, se ha mantenido completamente igual y en algunos indicadores incluso peor.
Con este panorama general en el país, el viernes y sábado pasados se vivió una euforia poco antes vista ante la visita del intérprete del género urbano Bad Bunny para presentar su show.
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Dicha euforia se extendió durante los meses posteriores a la venta de boletos debido a los constantes casos de reventa, los cuales se convirtieron en la primera queja que trajo consigo el espectáculo de este artista.
Como ocurre con todos los grandes espectáculos que se llevan a cabo en la capital del país, la boletera a cargo de la venta fue Ticketmaster, que es famosa no por su buen servicio sino por ofrecer poca transparencia sobre la venta en línea.
El interés que generó este cantante desató muchas críticas, principalmente por las personas que no gustan de su música, quienes evidentemente cuestionan las letras y el género musical de este personaje.
Pero al llegar la fecha del concierto los problemas no acabaron y es que surgió una situación relacionada con la supuesta clonación de boletos, lo cual provocó que miles de personas que creyeron haber pagado por un boleto real, no pudieran ingresar debido a las restricciones por parte de Ticketmaster.
Aunque muchos de los afectados aseguraron que habían comprado sus boletos en sitios oficiales, la empresa se ha negado a aceptar alguna responsabilidad y ha reiterado que solamente reembolsará el dinero a aquellas personas que logren acreditar que su boleto era legal y que aun así no se les permitió la entrada.
La euforia por este cantante provocó que incluso algunos actores políticos decidieran utilizarlo para afianzar su carrera política, tal es el caso de Claudia Sheinbaum, quien como jefa de gobierno de la Ciudad de México y aspirante a la presidencia de la República, intentó contratar a Bad Bunny para ofrecer un concierto gratuito en el Zócalo de la capital.
Estos conciertos han sido duramente criticados por la oposición ya qué sostienen que Claudia Sheinbaum los ha utilizado como una oportunidad para elevar su popularidad entre los habitantes de la capital del país, ofreciéndoles conciertos gratuitos con los artistas de moda, como hace unos meses lo hizo con Grupo Firme.
