En el limbo de lo legal e ilegal, ¿qué pasa con la ayahuasca?

En el limbo de lo legal e ilegal, ¿qué pasa con la ayahuasca?

Foto: Creative Commons

El uso de plantas y diferentes hierbas para tratamientos es algo que se lleva a cabo desde hace siglos. Hoy, la utilización de plantas como la ayahuasca navega en un limbo entre lo legal o lo ilegal en México, dando como resultado el arresto de varios curanderos que hacen rituales con ella.

 

Se sabe que las culturas prehispánicas que habitaron el continente la usaban con fines medicinales y para rituales, siendo esto último una práctica común en nuestros días. Un caso sonado en el país fue la detención de José Campos, un chamán de Perú que, desde marzo de 2022, está preso por tratar de introducir ayahuasca en forma de pasta por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), pues fue señalado por tratar de introducir narcóticos al país.

 

Esta es una planta a la que se le atribuyen propiedades curativas, incluso, hay estudios que demuestran que puede ser efectiva en el tratamiento de adicciones, depresión o los trastornos de estrés postraumático.

 

 

En países de Sudamérica es considerada sagrada por su empleo en ceremonias tradicionales indígenas, en las que pretenden una conexión con lo natural y espiritual. Debido a esto, requiere el acompañamiento de una persona especializada para evitar efectos adversos o complicaciones. A estas personas se les conoce como chamanes, guías, curanderos o maestros.

 

La ayahuasca se usa en pueblos de Brasil, Colombia, Perú y regiones del Amazonas, pero, ¿cómo está la situación legal de esta sustancia en México? Su usanza y portación no está estrictamente prohibida, pero tampoco se ha hecho una normativa para que su consumo se considere completamente legal o sea regulado. Misma situación que otros países como España, Rusia y Portugal.

 

El problema surge cuando se porta únicamente la sustancia sicoactiva que se le extrae, la dimetiltriptamina, conocida también como DMT, pues con esta sí hay restricciones establecidas por las Naciones Unidas desde 1971, a las que México se adhiere. El DMT fue colocado en la Lista I de Sustancias Sicotrópicas Sometidas a Fiscalización Internacional.

 

 

Se argumenta que son catalogadas de esta manera porque “hay pruebas suficientes de que la sustancia es o puede ser objeto de un uso indebido tal que constituya un problema sanitario y social que justifique la fiscalización internacional de la misma”.

 

Otros países como Brasil, Perú, Canadá y Estados Unidos sí tienen regulaciones respecto a su consumo, incluso, en Perú es considerada patrimonio cultural.

 

Al igual que el caso de José Campos, el año pasado se registró la detención de ocho personas que intentaron ingresar a suelo nacional con ayahuasca, cuatro de estas personas pertenecientes a comunidades indígenas. A todas se les acusa del mismo delito: narcotráfico.

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