“La Reina Cleopatra” y otras producciones que avivaron el debate sobre la “inclusión forzada”

“La Reina Cleopatra” y otras producciones que avivaron el debate sobre la “inclusión forzada”

La serie de Netflix “La Reina Cleopatra", producida y narrada por Jada Pinkett-Smith, que contará la historia de la líder de la dinastía ptolomea de Egipto, está levantando polémica por su representación de Cleopatra como una mujer negra, un recurso que ha sido explotado en los últimos años por distintas producciones.

 

En la serie de la gran N, Cleopatra estará interpretada por Adele James, una actriz "bi racial" elegida como un guiño a la conversación de siglos sobre la raza de la más célebre faraona egipcia. Esto ha causado revuelo e indignación en Egipto, donde se ha indagado que Cleopatra era de origen macedonio, sin rasgos africanos.

 

Una producción reciente que vivió las mismas críticas que Cleopatra es la nueva versión de “La Sirenita”, una cinta de Disney que utilizó el marketing de la nostalgia mezclado con una conversión de clásicos de animación a películas protagonizadas por personas de carne y hueso, con libertad para dar apertura a otras etnias que no figuran con representación mayoritaria dentro de Hollywood.

 

 

La nueva “Sirenita negra” creó toda una discusión, una facción alegaba inclusividad forzada, pues el clásico de la casa productora en su versión animada contaba con una protagonista de tez caucásica, lo que debía ser respetado en esta versión; sin embargo, otro extremo indicaba que solo se trataba de una sirena, un ser sin particularidades exactas y que varía de descripción dependiendo de la zona del mundo donde se consulte la información.

 

Hace un par de años, se anunció una nueva versión de Daria, la serie de animación de los noventa que ha tomado una dirección similar a la de Disney al buscar a una afroamericana para convertirla en la protagonista. Dejando de lado a la cáustica Daria Morgendoffer, que fue nerd y feminista de instituto antes de que cualquiera de los dos conceptos se hiciera populares.

 

En la serie original, que se emitió en MTV desde 1997 a 2002, los guionistas solían permitir a Jodie, la nueva protagonista, hacer comentarios sobre su estatus de “representante modelo de una minoría”. Al final de la serie, Jodie decide estudiar en una de las llamadas universidades históricas afroamericanas para sentirse por primera vez “una chica normal” y no “la chica negra”.

 

 

La actriz Tracee Ellis Ross, quien prestará su voz a Jodie en la nueva versión, declaró a Vanity Fair que “tomar un personaje secundario y moverlo al centro es una metáfora de lo que está pasando en nuestra cultura, permitir que todas esas voces que se han movido a los márgenes tengan vidas llenas y extraordinarias es excitante y apropiado”.

 

Este movimiento de adaptación se suma a las oleadas para la reivindicación de los derechos de las mujeres, al gran movimiento de afrodescendientes contra la policía racista y al impacto que generan en los contenidos masivos.

 

Esto se describe como “Woke Culture” o “Cultura del Despertar”, que funciona como una etiqueta de vigilancia y activismo sobre las producciones de consumo. Hace más de una década que organizaciones progresistas lo usan como alarma a las desigualdades sociales, étnicas y de género que están naturalizadas.

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