Perros guías, mucho más que simples mascotas

Perros guías, mucho más que simples mascotas

Foto: FreePik

Los días finales de abril no son solamente para celebrar a los niños, pues también hay una fecha especial en la que se conmemora a los mejores amigos del hombre, los perros, puntualmente los que sirven de guía para las personas invidentes. Estos animalitos pasan por un arduo entrenamiento con la finalidad de brindar servicio a las personas que han perdido la vista.

 

El último miércoles de cada abril es cuando se rememora el Día Internacional del Perro Guía o de Trabajo, con el objetivo de divulgar y hacer énfasis en su importante labor de apoyo para que las personas con dicha discapacidad no pierdan su independencia ni movilidad. Asimismo, se pretende que el público en general conozca y respete su papel en la mejora de la calidad de vida de las personas ciegas.

 

Como cualquier otro can, estos ejemplares suelen verse tiernos y, dado su entrenamiento, resulta llamativo el ejercicio de sus labores, lo que hace que la gente se quiera acercar a ellos. Algo que se debe saber es que, bajo ninguna circunstancia, una persona ajena los debe acariciar o dar algún tipo de premio, ya que esto representa una distracción y puede poner el riesgo a la persona que depende del perro. No son mascotas, son animales de trabajo.

 

Por ley, los perros de asistencia pueden ingresar a cualquier lugar público en México, pues negar el acceso a las personas con discapacidad incurre en un acto de discriminación de acuerdo con la Ley Federal de Protección a los Derechos del Consumidor en su artículo 58, donde se dicta que no se puede negar la entrada ni cobrar cuotas extras por el perro guía.

 

También se les conoce como perros de lazarillo, haciendo referencia a la ayuda o asistencia que brindan. Su origen se remonta a la Primera Guerra Mundial, pues había soldados que regresaban del campo de batalla sin poder moverse por sí mismos. En la segunda guerra, los alemanes usaban a los canes para asistir a los combatientes que quedaban ciegos o heridos. Los norteamericanos no tardaron en fijarse en ellos y lo imitaron.

 

Con el paso de los años, estos ejemplares se convirtieron en la compañía ideal para aquellas personas con alguna discapacidad, principalmente para quienes no pueden ver. Se convierten en los ojos de quien lo requiere para evitar cualquier obstáculo que pueda poner en riesgo su integridad física.

 

¿Cómo es su entrenamiento?

 

Su entrenamiento empieza desde que son cachorros, pues es ahí cuando se les selecciona por su carácter. En México solo existe la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos I.A.P., donde se fijan en que tenga el tamaño ideal, un alto grado de vivacidad cerebral y además que sean sociables con los hombres y otros animales. Es el único centro certificado en el país para capacitar a los animales de asistencia.

 

Al principio, la única raza que se usaba para servicio era el Pastor Alemán, pero actualmente hay otras dos razas que son entrenadas para esto: el Labrador Retriever y el Golden Retriever, pues tienen grandes cualidades para el trabajo. Sus características de comportamiento son su docilidad, fácilmente adiestrables, sin miedos, con seguridad ante situaciones extremas y que tienen gran capacidad mental.

 

En las primeras cuatro semanas de vida del animal se prueba su reacción a sonidos extraños, entornos ajenos a los acostumbrados, nuevas experiencias y contextos de tensión. Después se les enseña a caminar con la correa, obediencia básica y horarios para baño y comida. Posteriormente se les asigna un hogar adoptivo por un año y, tras ese tiempo, se les interna en la escuela por un periodo de cuatro a seis meses para que aprendan comandos más complicados, caminar del lado izquierdo, evadir obstáculos y acostumbrarse al arnés.

 

No solamente se les enseña a obedecer, sino también a alertar y, si es necesario, desobedecer para evitar riesgos y poner a salvo a su amo. También a encontrar banquetas, puertas, sillas, subir al transporte público y comportarse en lugares concurridos.

 

¿Cómo se puede solicitar uno de estos perros?

 

Como se comentó anteriormente, solo la Escuela Para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos I.A.P. está certificada en México y Latinoamérica para ofrecer el adiestramiento y para que se asigne uno hay que pasar por una serie de filtros y rellenar varios formularios.

 

Los requisitos son: tener de 18 a 55 años y tener trabajo o estudiar, más un comprobante de ello; si lo requiere una persona de edad avanzada o jubilada hay que comprobar la necesidad de movilidad diaria, comprobar los ingresos para solventar las necesidades del perro, haber tomado cursos de orientación para movilidad (uso de bastón blanco), además de buen estado de salud.

 

A esto se suman otros requerimientos como rehabilitación integral para la vida diaria, disposición de permanecer 28 días dentro de la escuela para capacitarse con el perro, aceptación del animal por parte de todos los miembros de la familia y evaluación para personas con visión baja o que no la hayan perdido completamente.

 

Para ser candidato a recibir a uno de estos animales, la persona interesada deberá escribir una carta dirigida a la presidenta del patronato, Silvia Lozada Badillo, en la que expondrá los motivos por lo que necesita del perro. Para extender el escrito se puede llevar personalmente a Avenida Canal Nacional #1075, col. Villa Quietud, alcaldía Coyoacán, Ciudad de México, C.P. 04960, o mandarla por correo electrónico a donativos@perrosguia.org.mx.

 

 

La primera respuesta será una serie de formularios que se deben rellenar sobre la información del perro, formato de estudio socioeconómico e historial médico. El personal de la escuela se pondrá en contacto y se agendará una entrevista donde se devolverán los formularios y, en caso de calificar, se acordará el hospedaje de cuatro semanas para la capacitación.

 

La escuela hace énfasis en que estos perros NO SE VENDEN, pues en ellos invierten, desde su nacimiento hasta su jubilación, hasta 500,000 pesos; sin embargo, sí se piden cuotas de recuperación que ascienden a los 25,000 pesos. Estas corresponden a 7,000 por albergarse los 28 días, otros 7,000 por alimentación, 4,000 por los accesorios como correa, collar, comedero, peine, cepillo, placa de identificación y microchip del animal, además de 7,000 pesos por la capacitación en el manejo del perro.

 

Aunque todos los interesados expongan adecuadamente sus motivos, no todos recibirán la asignación de un perro guía, explicando el porqué de la decisión en caso de ser negativa.

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