Símbolos, flores, fruta y... muerte

Símbolos, flores, fruta y... muerte

Complejo como es este mes de octubre, desemboca en dos fechas, en las que los misterios de la naturaleza, nos sumergen en dudas: el Halloween y el Día de muertos. Las flores nos asombran y las frutas nos reviven simbolismos, pero la muerte se presenta en cada momento como algo inevitable ¿Existen o existieron las hadas, las brujas, los gnomos, los oscuros fantasmas que irradian su negrura en la noche?, ¿son creación literaria, subyacen en nuestra conciencia o en realidad viven desplazados de nuestra visión aunque a veces, equivocación suya, surgen a la vista para comprobar su existencia? Para los que dejaron atrás sus ensueños esos seres no existen. Son solo imaginaciones de lo real que tienen explicación lógica. Shakespeare lo comprueba en ese bosque que camina en Macbeth, que no es sino una serie de árboles portados por atacantes que vienen disfrazados por el personaje de su famosa obra. Ya este mes nos ha dado bastante realidad en muertes y en la exhibición grotesca del poder, como Joe Biden, enfrentando al mundo al anunciar armas y más armas para matar, en Ucrania e Israel ¿Quién detiene al que fuera de control mental, tiene una pistola en la mano? Ni la más grande fantasía del mundo.

 

TRABAJADORES DEL PJF MARCHAN PESE A QUE NO SERÁN AFECTADOS

 

Si José Gorostiza se burla de la muerte en su largo poema, ¿podríamos alegrarnos de que la UNESCO haya declarado la celebración del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, cuando todas las vivencias del mundo giran alrededor de muertes innecesarias? Quizá por eso, para distraernos, el Poder Judicial de la Federación se suma a la contienda electoral tomando postura y utilizando el dinero de su presupuesto, que es del pueblo. Si al Ejecutivo le ha querido tapar la boca desde todas las perspectivas el Tribunal Electoral, sus otros integrantes asumen el derecho de ir por las calles agrediendo, quemando imágenes, parando sus actividades ya de por si en cuestión y utilizando el derecho a protestar, mientras la justicia está parada. El domingo 22 de octubre marcharon al Zócalo y en las entidades del país. Pese a que los salarios de los trabajadores no serán afectados con la cancelación de trece fideicomisos por lo que dichos trabajadores no tienen causa para protestar y realizarán esa marcha. En realidad todo gira en torno a los privilegios de los altos juristas, pero por desgracia amanuenses, secretarias, limpiadores de pisos, etcétera, no compiten con ministros y magistrados en sus abusivos dispendios y salarios.

 

MUERTE SIN FIN, POEMA DE GRAN BELLEZA, ANTE LA MUERTE REAL

 

El tabasqueño José Gorostiza (1901-1973), escribió Muerte sin fin en 1939 y desde entonces ese extraordinario poema ha sido sometido a los más diversos análisis, sin que exista una sola versión definida por la complejidad de la obra. El poeta parte de la observación de un vaso de agua para transitar por los diversos caminos en cuya cúspide está la muerte. “Muerte sin fin, en su obstinada muerte”. Poema de una belleza impresionante, deja al lector aturdido, sin saber que posición tomar. Para uno de los prologuistas, Héctor Valdés, es solo la expresión de un pensamiento individual en el que Gorostiza cifra la pureza de la poesía, por más que algunos, dice, hablen de metafísica. Y en efecto, hay quienes mencionan a Parménides, Heráclito, y a otros filósofos, por la influencia en el poema. Poetas que lo influyen, ha dicho, están Valery, Elliot, Jorge Guillén, William Blake. Yo, guardando las distancias, encuentro sobre todo en los bailes del final, a García Lorca.

 

LA MUERTE ES INEVITABLE, PERO ¿PARA QUÉ APURARLA CON VIOLENCIA?

 

Muerte sin fin es la que vive todo el mundo en determinado momento y el poeta, en 1939, renegando de Dios, trataba de paliar los efectos de la fatalidad con una sátira, cosa que por desgracia, con las muertes en México y en otros países, no podemos hacer.

 

Desde mis ojos insomnes

mi muerte me está acechando

Me acecha, si, me enamora.

Con su ojo lánguido.

¡Anda putilla del rubor helado,

Anda, vámonos al diablo!