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La ONG británica Earthsight elaboró un informe que dejó al descubierto las graves consecuencias medioambientales ocasionadas por la producción industrial de algodón en Brasil. La investigación reveló varias prácticas, entre las que se incluye la deforestación ilegal, el acaparamiento de tierras, corrupción y violencia en las áreas donde se cultiva esta materia prima.
Según el informe, el algodón producido en Brasil es utilizado por algunas cadenas de indumentaria, como H&M y Zara, para la fabricación de prendas que luego se comercializan a nivel mundial. Durante más de un año, Earthsight analizó diversas fuentes, desde imágenes satelitales hasta registros de embarque, para seguir el rastro de toneladas de algodón exportado desde Brasil a productores de ropa en Asia.
Las investigaciones de la ONG demostraron que las tierras de plantación pertenecen a familias adineradas, algunas de las cuales están involucradas en casos judiciales por corrupción y multas millonarias por la tala ilegal de bosques en la región de El Cerrado. Esta área alberga una diversidad única de especies y sufrió gran deforestación en las últimas décadas, con consecuencias devastadoras para el ecosistema y el clima.
El informe destacó que esta producción de algodón aumentó considerablemente en las últimas décadas, especialmente en el contexto de la expansión agrícola en El Cerrado, donde el cultivo se lleva a cabo en rotación con la soja. Además, se proyecta que para el año 2030, Brasil se convertirá en el principal exportador mundial de algodón, superando a Estados Unidos.
Sin embargo, el crecimiento en la producción tiene un impacto negativo en las comunidades locales, que se ven obligadas a abandonar sus territorios y enfrentan intimidación y violencia por parte de los grandes hacendados y sus sicarios.
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El director de Earthsight, Sam Lawson, expresó su preocupación por la situación, señalando que las empresas de moda como H&M y Zara, que utilizan algodón brasileño en sus productos, deben asumir la responsabilidad por el impacto ambiental y social de su cadena de suministro. Lawson lamentó que, a pesar de las afirmaciones de estas empresas sobre prácticas responsables y sostenibilidad, la realidad en Brasil parece contradecir sus declaraciones.
