Los perros guía dan un nuevo significado a la expresión “el mejor amigo del hombre”

Los perros guía dan un nuevo significado a la expresión “el mejor amigo del hombre”

Foto: Freepik

El último miércoles de abril se conmemora el Día Mundial de los Perros Guía, esta fecha reconoce la invaluable contribución de estos entrañables animales en la vida de las personas con distintas discapacidades, celebrando no solo sus habilidades extraordinarias, sino también el vínculo único que desarrollan con sus tutores.

 

Un artículo del blog de Petco dice que los perros de asistencia (también llamados perros de servicio) dan un nuevo significado a la expresión “el mejor amigo del hombre”. Estos perros altamente entrenados mejoran la calidad de vida de las personas con discapacidad.

 

Los perros de servicio se definen como un perro guía adiestrado que se usa para prestar asistencia a una persona con discapacidad, pueden ir a cualquier sitio al que pueda ir una persona, lo que significa que, por ley, tienen acceso completo a edificios comerciales, restaurantes, bibliotecas, supermercados, lugares de culto, sistemas de transporte y cualquier otra zona pública.

 

De acuerdo con el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad, los perros guía no son mascotas, son animales de servicio que desempeñan una labor de asistencia muy importante para las personas con discapacidad visual, ya que prácticamente se convierten en sus ojos, ayudándole a evadir una infinidad de obstáculos que podrían representar un peligro.

 

 

Para apoyar a una persona con discapacidad visual se requiere de un entrenamiento especial para formarlos como auxiliares de movimiento, en escuelas en todo mundo con programas de adiestramiento especializados.

 

Además, no todas las razas pueden servir para estos fines, ya que deben tener un tamaño ideal. Entre las razas ideales para desempeñar la función de guía, destacan el golden retrieverlabrador retriever y pastor alemán.

 

La Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos I.A.P. es la única organización certificada en México que se dedica a criar, educar, entrenar y donar perros guía. Para poder solicitar un perro guía es necesario tener entre 18 y 55 años, comprobar que el solicitante trabaja o estudia; en los casos de amas de casa, personas jubiladas o pensionadas, presentar referencias personales que comprueben que tienen la necesidad de desplazarse diariamente.

 

El solicitante debe contar con ingresos mínimos para cubrir las necesidades básicas del perro, haber tomado un curso de orientación y movilidad o tener la capacidad de desplazarse por sí mismo (uso de bastón blanco). Además, debe tener buen estado general de salud y una rehabilitación completa en actividades de la vida diaria.

 

Entre los requisitos, se debe tener la disponibilidad de permanecer por 28 días en las instalaciones de la Escuela en la Ciudad de México para tomar la capacitación en el manejo de su perro guía 

 

El solicitante deberá cubrir cuotas de recuperación de 7,000 pesos por el curso de capacitación en el manejo del perro guía; 7,000 pesos por hospedaje de 4 semanas; 7,000 pesos por concepto de alimentación, y 4,000 pesos por los accesorios del perro guía (arnés, collar, correa, comedero, peine o cepillo, placa de identificación y microchip); en total: 25,000 pesos. Ni un centavo de estas cuotas de recuperación es por el perro guía. Si el perro se vendiera, su precio superaría el medio millón de pesos.

 

Los perros guía y su incursión en México 

 

Los años 50 fueron esenciales para que los perros lazarillos hicieran su incursión a México, aunque las escuelas caninas estaban lejos de existir, el Instituto Leader-Dog League de Rochester en Michigan comenzó a regalar perros entrenados a mexicanos que calificaran como “honorables”, así que sólo algunas personas podían contar con esta ayuda. Asimismo, con ello comenzaron problemáticas sociales para los dueños de estos animales. En 1987 aún no se aprobaba la ley para que estos serviciales compañeros viajaran libremente en el transporte público.

 

En 1957, el perro ya era considerado como una parte vanguardista de la civilización, porque el humano había depositado toda su confianza al hacerlo guía y sostén moral, esto refiriéndose a las personas ciegas. Incluso, se mencionaba que los animales eran capaces de esta labor gracias a que sus ojos podían distinguir la luz verde de la roja al pasar un semáforo.

 

En 1968, solamente 30 personas contaban con un compañero lazarillo donado por Estados Unidos y cuyo valor aproximado eran 10,000 pesos y sólo los “invidentes mexicanos más cultos, bilingües y preparados”, que se ganan la vida como representantes de productos farmacéuticos, visitadores médicos o vendedores de artículos diversos tenían a un ejemplar. A finales de la década de los 70, el Guiding Institute, ubicado en Los Angeles, California, mandaba a México de forma anual a 10 perras lazarillas sin lucro de por medio, esto porque antes el adiestramiento era sólo para hembras, lo cual se debía a la falta de cultura de la esterilización, pues un macho, no castrado, podía perder el control y distraerse de su labor al ver a una hembra.

 

En 1988, Silvia Lozada Badillo, quien perdió la vista a los tres años, fundó la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, la primera en México y América Latina.

 

En esta escuela, el proceso de selección tanto de caninos como de humanos nunca ha sido sencillo, como se podría creer. Hasta 2016, esta institución había entregado 112 animales. El entrenamiento empieza al mes de nacidos y termina al año y medio. Sólo se capacitan a perros labrador o golden retriever por su temperamento adecuado.

 

La buena noticia es que en marzo de 2018 la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de la Ley de los Derechos de las Personas Usuarias de Perros Guías y Animales de Servicio en la cual se estipula que los lazarillos pueden ingresar a casi cualquier lugar o servicio público. Las únicas restricciones son: zonas de manipulación de alimentos, quirófanos, cuidados intensivos, piscinas, zonas de restauración y algún otro lugar con medidas higiénicas especiales.

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