
En 2014 se llevó a cabo un experimento en el este de Rusia con el fin de restaurar la población de tigres de Amur, el felino más grande del mundo y considerado una especie en peligro de extinción. En él participaron Boris y Svetlaya, dos cachorros huérfanos que fueron rescatados y criados en semicautiverio para posteriormente ser liberados con la esperanza de que pudieran repoblar su hábitat natural.
Aunque inicialmente fueron separados por más de 160 kilómetros para maximizar su alcance en la región de Pri-Amur, los científicos se sorprendieron al descubrir que Boris recorrió 190 kilómetros en línea recta hasta encontrarse con Svetlaya nuevamente.
O tigre siberiano, também conhecido como tigre de Amur, é uma das subespécies de tigres mais impressionantes e ameaçadas. **Tamanho e Força**: É o maior de todos os tigres, podendo pesar até 300 kg e medir mais de 3 metros de comprimento. pic.twitter.com/iDSOU8JWQ0
— Clips e Cena (@clipsEcena) November 13, 2024
La estrategia para lograr el éxito del experimento fue que los cachorros no tuvieran contacto humano y les enseñaron a cazar presas vivas antes de ser liberados. De los 13 tigres que fueron criados en el programa, 12 lograron sobrevivir y cazar por su propia cuenta, consolidando una población prometedora en una región que podría albergar cientos de tigres más.
“Estos resultados indican que es posible cuidar a los cachorros en un entorno de semicautiverio, enseñarles a cazar y liberarlos en la naturaleza. Estos hallazgos abren una vía para devolver a los tigres a grandes partes de Asia, donde aún existe hábitat, pero se han perdido tigres”, aseguró Viatcheslav V. Rozhnov, exdirector del Instituto Severtsov de Ecología y Evolución de la Academia Rusa de Ciencias y líder del proyecto.
Otro ejemplo de éxito fue el de Zolushka, una tigresa rescatada que formó pareja con un macho salvaje, dando lugar a los primeros cachorros nacidos en esta zona desde la década de 1970.
“La gran visión es que toda esta zona estaría conectada. Hay muchos hábitats que podrían ser recolonizados por los tigres”, comentó Luke Hunter, director ejecutivo del Programa de Grandes Felinos de la Wildlife Conservation Society.
Tras el éxito en Pri-Amur, los conservacionistas esperan poder expandir esta iniciativa a otras regiones de Asia, donde existen más de 434,000 kilómetros cuadrados de hábitat adecuada para esta especie, lo que ayudaría a devolver a los tigres a áreas de las que desaparecieron hace décadas.
El proyecto no solo resaltó la importancia de preservar la biodiversidad, sino también la cooperación internacional entre científicos rusos y estadounidenses. “Es un testimonio de cómo pueden suceder cosas realmente buenas cuando se empieza a trabajar en colaboración, independientemente de la nacionalidad y la política”, comentó el doctor Miquelle.