
Un fresco parcialmente visible del siglo XIII hallado en Italia muestra que en la Iglesia medieval, las tiendas islámicas se utilizaban en los principales ritos cristianos, incluida la misa. Se cree que esta obra es la única imagen de este tipo que se conserva y ofrece valiosas pruebas de una práctica cristiana poco conocida.
La investigación de la historiadora de la Universidad de Cambridge, la doctora Federica Gigante, sugiere que algún personaje como el papa Inocencio IV (entre 1243 y 1254) regaló varios tejidos preciosos a la iglesia del convento benedictino de San Antonio en Polesine, en la ciudad italiana de Ferrara, donde fue pintado el fresco. Se cree que la tela fue un regalo de un líder musulmán o un trofeo de guerra.
"Al principio, parecía increíble y demasiado emocionante que pudiera tratarse de una tienda islámica (…) Rápidamente descarté la idea y solo volví a ella años más tarde, con más experiencia y una actitud más valiente ante la investigación. Probablemente, no encontremos otra imagen sobreviviente de este tipo. No he dejado de buscar, pero creo que es única," sentenció la investigadora.
Gigante argumentó que los tejidos islámicos se asociaban a Tierra Santa, de donde los peregrinos y cruzados traían los tejidos islámicos más preciados. Entonces, se pensaba que existía una continuidad artística desde la época de Cristo, por lo que su uso en un contexto religioso estaba más que justificado. "Los cristianos de la Europa medieval admiraban el arte islámico sin darse cuenta", destacó Federica Gigante.
Es de conocimiento general que existían tejidos islámicos en las iglesias europeas de finales de la Edad Media, ya que es usual hallar fragmentos envueltos alrededor de reliquias o en los entierros de personajes importantes. En algunos muros de iglesias italianas y en pinturas italianas de finales de la Edad Media, se conservan rastros de tejidos islámicos.
Asimismo, la historiadora explica que, en el siglo XIII, era habitual que los estandartes y otros botines de guerra se exhibieran alrededor de los altares de las iglesias europeas, al igual que podían recibirse durante intercambios diplomáticos.