¿Reciben los ancianos las mismas penas que los jóvenes al cometer un delito?

¿Reciben los ancianos las mismas penas que los jóvenes al cometer un delito?

Foto: Freepik

En México, como en muchas otras partes del mundo, el sistema de justicia penal establece una serie de parámetros para juzgar los delitos cometidos por individuos. Sin embargo, la edad del infractor puede influir en la manera en que se le aplica la ley. Entonces… ¿un anciano que comete un delito recibe las mismas penas que un joven o hay limitaciones en la cantidad de tiempo que un adulto mayor puede pasar en prisión?

 

El Código Penal mexicano establece que todos los individuos, independientemente de su edad, deben ser tratados con base en los mismos principios de justicia. Sin embargo, el trato hacia los adultos mayores puede ser diferente dependiendo de las circunstancias del caso.

 

Los tribunales tienen la facultad de considerar factores como la salud, la fragilidad física y el contexto social y familiar de una persona, lo que puede influir en las decisiones sobre la condena.

 

En principio, los adultos mayores que cometen delitos son procesados con las mismas reglas que cualquier otra persona, y si se trata de delitos graves como homicidios, secuestros o delitos financieros, las penas pueden ser tan severas como las que recibiría un joven.

 

No obstante, las penas no siempre se aplican de manera idéntica. La ley mexicana tiene en cuenta que los adultos mayores pueden sufrir una disminución de sus capacidades físicas y sicológicas, lo que influye en cómo se les trata durante el proceso penal.

 

Si bien los adultos mayores pueden enfrentar penas de prisión similares a las de otros delincuentes, la ley contempla ciertos beneficios o reducciones en el castigo, tomando en cuenta su edad avanzada y la posible afectación a su salud. Una de las medidas más comunes es la posibilidad de optar por la prisión domiciliaria, es decir, cumplir la sentencia en su domicilio bajo estrictas condiciones, en lugar de ser recluidos en un penal.

 

De acuerdo con el Código Penal Federal y el Código de Procedimientos Penales, los jueces tienen la facultad de conceder la prisión domiciliaria a aquellos adultos mayores que cuenten con 70 años o más, siempre y cuando el delito por el que fueron procesados no sea considerado de alto impacto social o grave.

 

Además, se considera el estado de salud del acusado; si la persona presenta enfermedades graves que puedan poner en riesgo su vida dentro de una prisión, este es otro factor que puede inclinar la balanza hacia la prisión domiciliaria.

 

El tema surge a propósito del caso de Carlota, una mujer de 73 años, quien en días pasados privó de la vida a dos personas tras dispararles porque habían invadido una vivienda de su propiedad, en Chalco, Estado de México. En las próximas horas podría ser procesada por el delito de homicidio y lo que resulte.

 

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Estos son algunos otros casos en los que personas mayores de 60 años se han visto involucradas en delitos graves como homicidios o ataques violentos, en los últimos años:

 

Rosario, una mujer de 70 años en Guanajuato, fue detenida en 2017 después de que se le acusara de matar a su esposo, un hombre de 73 años, durante una pelea marital. La discusión escaló rápidamente y Rosario, quien en ese momento sufría de depresión y problemas de salud, atacó a su pareja con un objeto contundente. La versión de los testigos indicaba que ambos habían tenido problemas a lo largo de su matrimonio, y Rosario no supo cómo controlar la situación en el momento del altercado.

 

En 2018, Carmen, una mujer de 68 años, fue arrestada en Guadalajara por el asesinato de su yerno. Según los informes de la Policía, la mujer había tenido varios conflictos con su hija y su yerno, lo que la llevó a tomar la decisión de matarlo. Usó un arma de fuego que había ocultado en su casa y, después de dispararle, se entregó a las autoridades.

 

En 2019, Francisco, un hombre de 70 años, fue arrestado por la policía de Ciudad Juárez luego de ser acusado de matar a un vecino con un arma de fuego. El conflicto comenzó por un desacuerdo en la vecindad sobre el ruido y otros problemas. Francisco, quien ya tenía antecedentes de problemas de salud mental, reaccionó violentamente ante una discusión y disparó a su vecino.

 

En 2020, Pedro, un hombre de 75 años, fue detenido por haber asesinado a su esposa después de una discusión. El crimen ocurrió en su hogar en Veracruz, y según las autoridades, el hombre atacó a su pareja con un arma blanca. En su declaración, Pedro argumentó que la pelea se había intensificado y, en un arranque de furia, perdió el control. Fue acusado de feminicidio y detenido por las autoridades locales.

 

¿Por qué ocurren estos casos?

 

Aunque los crímenes cometidos por personas de la tercera edad no son tan comunes como los cometidos por jóvenes, los que ocurren suelen estar motivados por una serie de factores sicológicos, familiares y sociales, consideran algunos especialistas.

 

La frustración, la salud mental deteriorada, el aislamiento social y los conflictos familiares pueden ser detonantes importantes. Además, muchas veces, las personas mayores pueden haber sido víctimas de abuso o maltrato a lo largo de su vida, lo que aumenta el riesgo de que respondan violentamente.

 

El máximo de cárcel para un anciano no está definido por un límite específico de edad. Lo que ocurre es que, en casos de adultos mayores, la duración de la pena puede verse afectada por otros factores como la salud, la funcionalidad y la posibilidad de cumplir la sentencia fuera de un entorno carcelario.

 

Existen casos donde los jueces consideran que un anciano no podría sobrevivir mucho tiempo en prisión debido a su fragilidad, y le otorgan un beneficio de condena menos severo. Sin embargo, en casos donde el delito es extremadamente grave, las penas pueden ser largas, y aunque se les otorgue una medida cautelar más favorable como la prisión domiciliaria, no existe un límite de tiempo fijo que esté directamente relacionado con la edad.

 

La justicia penal debe balancear los principios de legalidad y humanidad. Es cierto que los adultos mayores son más vulnerables a las condiciones carcelarias, pero también lo es que no deben quedar exentos de cumplir con la ley.

 

La cuestión no está tanto en la condena, sino en las condiciones en que la cumplen y las consideraciones de salud. Los jueces deben valorar cada caso de forma individual, tomando en cuenta tanto el delito cometido como las consecuencias físicas y sociales de encarcelar a una persona de la tercera edad.

 

Aunque en México no hay cifras exactas que comparen la intensidad de las penas de cárcel entre ancianos y jóvenes, existen ejemplos de personas mayores que, debido a sus condiciones de salud, no han tenido que cumplir sus condenas en prisiones tradicionales. Es relevante señalar que, en casos de delitos menores o de baja peligrosidad, los tribunales tienden a ser más benevolentes y conceden la prisión domiciliaria.

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