Durante el funeral del papa Francisco en la plaza de San Pedro, los asistentes seguirán un estricto protocolo de vestimenta que rinde homenaje a la solemnidad del acto.
Los hombres deberán presentarse con traje oscuro, corbata larga negra e insignia del mismo tono en la solapa izquierda, mientras que las mujeres deberán llevar vestido negro con mangas largas, guantes y sin adornos. La única pieza extra permitida es el uso de un pequeño sombrero o tocado, pero en el caso de la reina de España, el protocolo permite además el uso de mantilla.
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El largo del vestido o la falda no puede ser menor al corte midi, es decir, debe cubrir por debajo de las rodillas, lo que junto a la ausencia de ornamentos, es una muestra de respeto y sobriedad. Las mujeres que integren las 130 delegaciones oficiales deberán optar por calzado cerrado, de tacón bajo y diseño discreto, siguiendo las pautas de elegancia que marca el ceremonial.
La tradición también restringe el uso de joyas, permitiendo únicamente piezas de estilo sobrio, por lo que las perlas, son la elección más común. Asimismo, se espera que la reina Letizia luzca algún complemento como el collar de perlas que perteneció a Isabel II, el broche de la reina María Cristina o pendientes de perlas australianas.
Letizia, quien en 2014 fue recibida en el Vaticano vestida de blanco bajo el llamado “privilegio de blanco”, no podrá repetir ese color en esta ocasión, ya que aunque está reservado a un pequeño grupo de reinas vinculadas históricamente con la Iglesia Católica, no se admite en los actos funerarios.
Junto a Letizia, también gozaron de este privilegio mujeres como doña Sofía, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y las reinas Paola y Matilde de Bélgica.
