En las vísperas del Día de la Madre, mientras los aparadores se llenan de flores, perfumes y electrodomésticos “para mamá”, miles de mujeres mexicanas viven en silencio una realidad cada vez más común: el agotamiento extremo derivado de una sobrecarga física, mental y emocional por la maternidad. El fenómeno, conocido como burnout, se manifiesta cuando las madres, al combinar trabajo, crianza y tareas del hogar sin apoyo suficiente, experimentan un agotamiento crónico que va más allá del cansancio habitual
¿Qué es el burnout materno?
De acuerdo con el INEGI, las mujeres en México dedican en promedio 30 horas semanales al trabajo no remunerado del hogar, además de las más de 48 horas laborales formales que muchas cumplen.
Con lo que el burnout materno trata del estado de saturación y estrés prolongado debido a las múltiples exigencias que enfrentan las madres. No se trata solo de fatiga física, sino también de síntomas emocionales como tristeza, ansiedad, irritabilidad, falta de motivación, trastornos del sueño y alimentación, e incluso conflictos de pareja.
A nivel biológico, el estrés crónico activa hormonas como el cortisol, lo que puede llevar a un estado de “piloto automático” para cumplir con todas las obligaciones diarias.
Esto fue descrito por primera vez por la investigadora belga Isabelle Roskam, quien junto con Moïra Mikolajczak publicó en 2021 un estudio global que mostró que 25% de las madres experimenta síntomas de agotamiento severo.
Factores que contribuyen al burnout materno
- La combinación de trabajo profesional, cuidado de los hijos y tareas domésticas sin apoyo o corresponsabilidad real.
- La presión social de la “supermadre” que debe hacerlo todo bien y sin fallar, lo que genera perfeccionismo y autoexigencia extrema.
- La falta de redes de apoyo y la normalización del agotamiento como algo “natural” en la maternidad, lo que dificulta pedir ayuda o reconocer el problema.
- Contextos familiares con problemas económicos, monoparentalidad o hijos con necesidades especiales, que aumentan el riesgo.
- La sobrecarga mental que implica planificar y gestionar todas las actividades del hogar y los hijos, especialmente en la vuelta a la rutina escolar o en situaciones como la pandemia.
Consecuencias “invisibles”
El burnout no solo afecta la salud mental de la madre, con riesgo de depresión, ansiedad y trastornos del sueño, sino también la relación con sus hijos, generando distanciamiento emocional y pérdida de disfrute en la maternidad. En casos graves, puede haber negligencia o violencia, afectando directamente el bienestar infantil.
Hacia una maternidad sostenible
Para enfrentar esta crisis silenciosa, es urgente hablar de políticas públicas, corresponsabilidad y redes de apoyo. Algunos países como Francia y Finlandia han implementado permisos parentales igualitarios, servicios de guardería gratuitos y programas de acompañamiento psicológico para madres.
En México, apenas se empiezan a discutir estos temas, donde colectivos comienzan a crear conciencia dentro de las mismas madres y sus familias.