
El impacto del cambio climático no solo se mide en grados o en centímetros de deshielo, ya que también se refleja en la salud visual. Los ojos, que están siempre expuestos, también son víctimas del calentamiento global.
Entre los factores que más afectan está el aumento de la radiación ultravioleta, así como la sobreexposición al sol, que no solo enrojece la piel, sino que también nubla la vista. Las cataratas, una enfermedad ocular que ya afecta a millones, podría volverse común a medida que el planeta se calienta. Además, algunas investigaciones advierten que el número de casos podría aumentar significativamente hacia mediados de siglo.
Un estudio liderado por la oftalmóloga Lucía Echevarría-Lucas reveló que cada grado de incremento en la temperatura máxima anual se traduce en cientos de nuevos diagnósticos de cataratas por cada 100,000 personas. Una cifra que confirma que el calor también afecta desde dentro.
Pero no es solo el sol el que amenaza la visión, el aire que se respira está lleno de enemigos invisibles. La contaminación atmosférica, con sus partículas finas y gases tóxicos, no solo daña los pulmones, también inflama los ojos, provoca irritaciones y puede contribuir al desarrollo de enfermedades más graves como el glaucoma.
A esto se suman las consecuencias más extremas del clima, como las sequías, las tormentas de polvo y los incendios forestales, que causan enfermedades como el tracoma, que se ve beneficiada por la falta de agua y las condiciones insalubres.
Desde Reino Unido, el oftalmólogo Yee Ling Wong reportó un aumento en afecciones como la queratitis y la conjuntivitis, esto a causa de las variaciones ambientales y los nuevos patrones climáticos.
Finalmente, los expertos advirtieron que la deficiencia de vitamina A, clave para mantener una visión saludable, se agravó con las crisis agrícolas. Por eso, los especialistas insisten en que la salud visual debe ser una prioridad dentro de las políticas climáticas.