Plásticos que alteran tu reloj biológico: el lado invisible de lo cotidiano

Plásticos que alteran tu reloj biológico: el lado invisible de lo cotidiano

Foto: Patricia Manero

Investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología comprobaron que compuestos extraídos de plásticos comunes, como el cloruro de polivinilo (PVC) y el poliuretano (PUR), interfieren en la regulación del reloj biológico celular. El estudio, publicado en la revista Environment International, identificó un nuevo mecanismo de alteración del ritmo circadiano a nivel molecular. Este añazgo fue asociado con el sistema de señalización celular del receptor A1 de adenosina (A1R).

 

Estos materiales plásticos, ampliamente presentes en envases y productos de consumo, incorporan una variedad de compuestos no firmemente unidos a sus estructuras poliméricas. Esa característica permite su migración y posible interferencia en procesos biológicos, según señala la investigación. A través de un análisis in vitro, los científicos identificaron que los extractos de PVC y PUR actúan como agonistas del receptor A1 de adenosina, un elemento clave en la regulación del sueño y los ciclos de vigilia.

 

La activación del receptor A1 por los químicos plásticos redujo significativamente los niveles de cAMP (adenosín monofosfato cíclico), una molécula esencial para la señalización intracelular. Como referencia, el estudio comparó este efecto con el de la cafeína, que actúa bloqueando ese mismo receptor, pero con el resultado opuesto: un aumento del cAMP, lo cual extiende el periodo de expresión de los genes circadianos.

 

Al exponer células humanas U2OS, que expresan de manera natural el receptor A1 y presentan patrones robustos de ritmo circadiano. Los investigadores observaron un retraso en la fase de expresión de los genes PER2 y CRY2, estos genes son fundamentales para la sincronización del reloj molecular. La alteración fue de entre 9 y 17 minutos, y los efectos fueron similares a los provocados por un agonista farmacológico específico del A1R. Adicionalmente, al aplicar un antagonista selectivo, los efectos fueron revertidos, confirmando que la vía de acción estaba mediada directamente por la activación de A1R.

 

De este modo, el impacto fue dependiente de la dosis, y el extracto de PUR presentó mayor potencia en la inhibición del cAMP y la alteración del ritmo genético. A pesar de que los compuestos específicos responsables no pudieron identificarse de forma aislada, los autores señalan que la mezcla de sustancias extraídas de estos plásticos posee un potencial suficiente para alterar funciones celulares clave.

 

El ritmo circadiano coordina múltiples funciones biológicas, como la temperatura corporal, el metabolismo energético y la liberación de hormonas. Su alteración, incluso en escalas mínimas, puede influir en el desarrollo de trastornos como enfermedades metabólicas, disfunciones inmunológicas o cardiovasculares. Aunque el estudio se basó en modelos celulares, los autores consideran prioritario continuar con evaluaciones en modelos animales para profundizar en los posibles efectos de la exposición ambiental a microplásticos.

 

Frente a estos hallazgos, se abre un nuevo capítulo en la investigación de los compuestos sintéticos, no por su toxicidad tradicional, sino por su capacidad de interferir en la arquitectura temporal del cuerpo humano. La interacción entre química industrial y relojes biológicos celulares plantea interrogantes urgentes sobre los límites de la exposición diaria y la necesidad de redefinir los estándares de seguridad en materiales que están en constante contacto con la vida cotidiana. (NotiPress)

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