
Mika Stambaugh, una mujer de 43 años, acudió al dermatólogo esperando un chequeo de rutina, pero lo que comenzó como una simple consulta terminó con el diagnóstico de un presunto melanoma en la cara, lo que dio paso a varios procedimientos para erradicar el cáncer.
De acuerdo con NBC News, el diagnóstico tuvo un impacto profundo en Stambaugh, quien reconoció que amaba broncearse y esto llegó a dominar su vida durante más de tres décadas. Además, no usaba protector solar y nunca pensó que esa exposición al sol sin protección podría derivar en algo tan serio. Sin embargo, la falta de cuidados le pasó factura, y fue necesario retirar tejido afectado en varias ocasiones, lo que dejó un agujero en su cara, cuya sutura tomó más de una semana.
Finalmente, después de varias intervenciones, Stambaugh logró quedar libre de cáncer, y hoy mira su reflejo con gratitud, consciente del peligro que enfrentó y decidida a utilizar su experiencia como advertencia. Asimismo, su recuperación se convirtió en una oportunidad para concientizar sobre los riesgos del cáncer de piel y la importancia de la protección solar.
La detección temprana es vital en el tratamiento del melanoma, un tipo de cáncer de piel menos frecuente pero más agresivo, debido a su capacidad de diseminarse rápidamente. De acuerdo con especialistas del Northwestern Medical Group, identificar los signos de esta enfermedad en sus primeras etapas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Por su parte, el doctor Murad Alam, dermatólogo del mismo centro, explicó que es importante observar cualquier mancha marrón, negra o gris que destaque de los lunares comunes. Las personas con piel clara y antecedentes de quemaduras solares con ampollas en la infancia corren un riesgo especialmente alto, incluso una sola quemadura solar grave puede elevar el riesgo de melanoma décadas después.
Si se detecta cuando aún no se ha extendido más allá de la piel, la tasa de supervivencia es de 99 %, pero si llega a los ganglios linfáticos, esta se reduce a 68 %, y cae hasta 30 % cuando alcanza otros órganos.
La prevención del cáncer de piel se convirtió en una prioridad para los especialistas, ante el aumento de la exposición al sol y el uso de camas de bronceado. El consejo más repetido es aplicar protector solar con un factor de al menos 30, especialmente durante actividades al aire libre, ya que puede reducir de forma significativa el riesgo de daños en la piel.