
El cortisol es una hormona que el cuerpo humano produce de forma natural como parte de su respuesta ante el estrés. Su función es fundamental en diversas áreas del organismo, desde el metabolismo hasta el ciclo del sueño.
Dicha hormona es segregada por las glándulas suprarrenales, ubicadas justo encima de los riñones. Archana Sadhu, endocrinóloga del Hospital Houston Methodist, explicó: "El cortisol es una de nuestras hormonas de ‘lucha o huida’". Esta función fue esencial para la supervivencia de los primeros humanos ante amenazas inmediatas.
"El cortisol juega un papel clave en elevar y mantener nuestra presión arterial, mantener nuestros niveles de glucosa en sangre y mantener el equilibrio químico en nuestra sangre", señaló la especialista. Este mecanismo actúa como preparación del cuerpo ante una actividad física intensa.
El sistema encargado de regular el cortisol es complejo y está conformado por tres glándulas: el hipotálamo, la hipófisis y las suprarrenales. Cada una de estas glándulas se comunica con las demás mediante señales hormonales que permiten mantener los niveles adecuados de cortisol en la sangre.
"Tenemos tres glándulas que controlan la liberación de cortisol en el cuerpo, y es un sistema muy complejo que tiene múltiples influencias para mantener el cortisol regulado", afirmó Sadhu. Un desequilibrio en estas glándulas puede alterar la producción normal de la hormona.
El estrés diario, el sueño irregular y otros factores como la ansiedad también pueden modificar los niveles de cortisol. "El cortisol es único porque el estrés de la vida diaria puede afectarlo, y ahí es donde las cosas empiezan a entrar en una zona gris", comentó la especialista.
Su nivel máximo se alcanza durante las primeras horas de la mañana y disminuye gradualmente por la noche. Este patrón forma parte del ritmo circadiano, que regula el ciclo sueño-vigilia. "El cortisol, junto con otras hormonas, es lo que nos ayuda a despertarnos y prepararnos para empezar el día", indicó Sadhu.
Además del estrés, los corticosteroides —versiones sintéticas del cortisol— pueden alterar sus niveles. Estos medicamentos son recetados para tratar enfermedades como el asma, la artritis reumatoide o afecciones autoinmunes. "Se recomienda a los pacientes que se mantengan en contacto con su médico para monitorear cualquier posible efecto secundario relacionado con el tratamiento con corticosteroides", advirtió.
Una exposición prolongada a niveles elevados de cortisol puede causar el síndrome de Cushing, una enfermedad poco común. Sus síntomas incluyen aumento de peso en zonas específicas del cuerpo, presión arterial alta, niveles elevados de azúcar, y piel delgada con estrías. "Cuando los pacientes tienen un exceso de cortisol, una de las diferencias físicas más notables que solemos observar es el aumento de peso", declaró la especialista.
En Estados Unidos, se estima que entre 40 y 70 personas por cada millón presentan esta enfermedad. Si se sospecha un desequilibrio, los médicos recomiendan análisis de sangre, orina o saliva. "Es importante hablar con su médico de cabecera y hacerse una revisión", concluyó Sadhu.
Los resultados de estas pruebas permiten determinar si los síntomas se deben a una afección médica, factores ambientales o estilos de vida. En caso de no encontrarse causas hormonales, pueden considerarse otras alternativas como manejo del estrés y ajustes en la rutina diaria. (NotiPress)