Y ante la espiral de inseguridad en Puebla, ¿dónde está el alcalde?

Y ante la espiral de inseguridad en Puebla, ¿dónde está el alcalde?

Foto: Enfoque

Si algo no pueden reprochar los poblanos a José Chedraui es su talento para vender espejitos con el eslogan de la “Capital Imparable”. Pero la realidad, tozuda como es, desmiente la fanfarria. Lejos de una ciudad que avanza con orden y progreso, Puebla está atrapada en una espiral de inseguridad que expone la ineptitud del alcalde y de su equipo. 

 

En los últimos días, los hechos delictivos han pintado un escenario sombrío y mientras Chedraui se hunde en el silencio y la irrelevancia, su “imparable” parece más un chiste colorado que una promesa cumplida.

 

Y no es coincidencia que "Pepito" sea el protagonista de este "chiste", que ha dejado a los poblanos con miedo, indignación y, como si se tratase de una película hollywoodense, con la pregunta ¿Y dónde está el alcalde? Y es que mientras la capital se desangra, Chedraui, que es un verdadero incompetente, y su jefe policiaco, que es un neófito, optan por el silencio, como si ignorar el problema lo desvaneciera y, peor, dejan los problemas, jocosa y cinicamente, al gobierno estatal. ¡Vamos! Ni siquiera el boletinero municipal Ricardo Gutiérrez tiene el valor de dar la cara y hacer frente a los yerros y mutismo de su jefe. El agua busca su nivel…

 

Pero los ciudadanos no son ciegos y la realidad es un golpe que no se puede esquivar. Tan sólo en lo que va de esta semana, Puebla ha sido escenario de una escalada de violencia que confirma que Chedraui no sólo ha perdido el control de la ciudad, sino que su administración es un monumento al fracaso.

 

El fin de semana pasado, el Mercado Hidalgo se convirtió en un campo de batalla, cuando integrantes de la 28 de Octubre y comerciantes establecidos protagonizaron una riña que escaló hasta involucrar a elementos de la SSC. La situación se tornó tan caótica que hubo detonaciones de arma de fuego y al menos cuatro policías resultaron lesionados.

 

 

De igual manera, en la primera sección de Bosques de Amalucan, vecinos reportaron un automóvil envuelto en llamas y al sofocar el incendio los bomberos encontraron un cuerpo calcinado en la cajuela.
 

También, en la colonia La Loma, cerca del Mercado Hidalgo, policías municipales encontraron el cuerpo de un hombre, tirado en un charco de sangre, el cual presentaba impactos de bala y una herida en el cuello infligida por arma blanca. Junto a él, una cartulina que lo acusaba de extorsionar a comerciantes.

 

 

La mañana de este martes, en la junta auxiliar de San Sebastián de Aparicio, fue hallado el cuerpo de un hombre en un canal de riego.

 

Y para colmo, la tienda Sanborns ubicada en la 2 Oriente, en pleno Centro Histórico y a la vuelta del Ayuntamiento, fue blanco de un nuevo cristalazo en menos de un mes.

 

 

Y surge la pregunta nuevamente: ¿Y dónde está el alcalde? Pues está refugiado en un silencio que apesta a rendición. Chedraui, el “señor de los ridículos”, no gobierna, sólo observa cómo Puebla se convierte en un campo de batalla.

 

Su gestión, lejos de cumplir su promesa de una “Capital Imparable” hacia la seguridad, se ha convertido en un desfile de ridículos; su incapacidad para articular una estrategia de seguridad y su silencio ante los hechos violentos recientes lo pintan como un alcalde inútil, preocupado sólo por salir en las fotos en calidad de florero. 

 

La ciudad se desangra y los poblanos exigen seguridad y un liderazgo que Chedraui está muy, pero muy lejos de asumir.

 

La “Capital Imparable” no es más que palabrería hueca mientras los delincuentes operan sin freno y el alcalde se sienta y calla. Si esto no es ineptitud, que alguien me explique qué es. Por ahora, Pepito se consolida como el “señor de los ridículos”, liderando una ciudad que, en materia de seguridad, está imparablemente hundida en el caos.

 

Y pareciera que Chedraui se está convirtiendo en la piedra en el zapato, ya que durante la ceremonia de entrega de patrullas, el edil fue relegado a un papel secundario, prácticamente “echado a la orilla”, y todo se debe a su falta de liderazgo incluso en los reflectores que tanto busca.

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