
La escena es familiar para miles de automovilistas en todo México: entras a una plaza comercial, tomas tu boleto y pagas una cuota por estacionar tu vehículo. La promesa implícita es la seguridad, la tranquilidad de que tu coche estará a salvo mientras haces tus compras, disfrutas de una comida o vas al cine.
Pero la realidad a menudo dista mucho de esta expectativa, especialmente cuando se trata de robos parciales o totales de vehículos dentro de estos lugares. La pregunta surge de inmediato: si pagamos por el estacionamiento, ¿quién se hace responsable cuando algo le sucede a nuestro coche?
La problemática es recurrente y genera una profunda frustración entre los usuarios. Casos de cristalazos, robo de autopartes (espejos, llantas, facias) e incluso el robo total de automóviles son reportados con una frecuencia alarmante en los estacionamientos de diversas plazas comerciales.
¡Lamentable! ???????? A plena luz del día, una mujer sufrió un cristalazo al interior del estacionamiento de #ParquePuebla y, al acudir a pedir ayuda con la administración, no le ofrecieron ninguna ayuda con el robo de sus pertenencias. ????♂️????
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) July 14, 2025
Lo más sorprendente y exasperante para los afectados es la postura de los administradores de estos estacionamientos, quienes con frecuencia se deslindan de cualquier responsabilidad, amparándose en letreros que a la letra dicen "la empresa no se hace responsable por robos o daños".
¿Qué cubre realmente la cuota de estacionamiento?
Aquí reside el nudo del problema. Si bien el pago por el uso del estacionamiento es una práctica estandarizada, la naturaleza de este cobro es ambigua para muchos consumidores. ¿Estamos pagando por un servicio de resguardo y seguridad o simplemente por el derecho a ocupar un espacio?
Legalmente, hay un debate considerable. Algunos argumentan que, al existir un cobro, se establece una relación contractual de depósito mercantil, donde el establecimiento tiene la obligación de custodiar el bien y devolverlo en el estado en que lo recibió.
Bajo esta interpretación, la cuota de estacionamiento no solo cubre el uso del espacio, sino también un implícito servicio de seguridad y custodia. Por lo tanto, en caso de robo o daño, la plaza comercial debería responder.
Sin embargo, las plazas comerciales suelen defenderse argumentando que la cuota es meramente por el "derecho de uso de un cajón de estacionamiento", y que la seguridad que brindan es general para el complejo, no específica para cada vehículo.
Además, la mayoría de los estacionamientos no incluyen un seguro explícito contra robo o daños en la cuota que se cobra, lo cual agrava la desprotección del consumidor. Si la plaza tuviera un seguro de este tipo, seguramente lo promocionaría como un valor agregado.
Ante la negativa de las plazas comerciales a asumir la responsabilidad, los afectados se encuentran en un limbo. Las opciones para el consumidor suelen ser limitadas.
Denunciar ante el Ministerio Público es el primer paso para registrar el delito. Sin embargo, en muchos casos, la falta de pruebas contundentes (como cámaras de seguridad funcionales o testigos) dificulta la investigación.
También se puede interponer una queja ante la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor), aunque no tiene la facultad de obligar a la plaza a pagar, puede mediar entre las partes y buscar una conciliación. En algunos casos, ha habido resoluciones favorables para los consumidores, argumentando prácticas abusivas o cláusulas leoninas en los letreros de deslinde de responsabilidad.
La otra opción es la de un juicio civil, aunque es la vía más compleja y costosa, pero donde se puede buscar una indemnización por los daños sufridos, apelando a la existencia de un contrato tácito de depósito o a la negligencia de la plaza en la seguridad de sus instalaciones.
La jurisprudencia en México ha mostrado tendencias diversas. Si bien existen casos donde tribunales han fallado a favor de los consumidores, obligando a las plazas a indemnizar por robos, la batalla legal puede ser ardua y prolongada.
Urge y se necesita una regulación al respecto
La ambigüedad actual beneficia principalmente a los operadores de estacionamientos. Es imperativo que las autoridades, ya sea a nivel federal o estatal, establezcan una regulación clara y contundente que defina la responsabilidad de los estacionamientos que cobran una cuota.
Esta regulación debería especificar si el cobro implica una custodia y, de ser así, qué tipo de seguro o garantía debe ofrecerse a los usuarios.
Mientras tanto, a los automovilistas se les recomienda extremar precauciones: no dejar objetos de valor a la vista, asegurar bien sus vehículos y, en la medida de lo posible, buscar estacionamientos con mayores medidas de seguridad y vigilancia.
Sin embargo, la solución de fondo radica en una legislación que proteja al consumidor y que obligue a los establecimientos a asumir la responsabilidad porque en los hechos, están cobrando.