
Las hepatitis virales representan una amenaza creciente para la salud pública en México y el mundo. El 28 de julio, Día Mundial contra la Hepatitis, marca un llamado internacional establecido por la Asamblea Mundial de la Salud desde 2010. Esta fecha busca promover una respuesta coordinada ante los virus de la hepatitis, responsables del 57% de los casos de cirrosis hepática y del 78% de los cánceres primarios de hígado a nivel global.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre las Hepatitis 2024, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las muertes por hepatitis aumentaron considerablemente. Se reportaron 1.3 millones de fallecimientos en 2022, cifra equiparable a la causada por la tuberculosis. Este incremento proviene principalmente de las hepatitis B y C, responsables del 83% y 17% de las muertes reportadas, respectivamente.
En México, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica documentó a mediados de 2024 3,052 casos de hepatitis virales. Estos incluyen casos de hepatitis A, B y C, con distintos modos de transmisión y niveles de gravedad. Las autoridades sanitarias destacan la importancia de identificar tempranamente estas enfermedades y acceder a tratamiento oportuno.
La OMS advirtió sobre un estancamiento en las tasas de diagnóstico y tratamiento, a pesar de los avances tecnológicos y la disminución de costos en medicamentos. Además, el director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que se requiere actuar con rapidez y utilizar "herramientas asequibles y eficaces para salvar vidas".
Una herramienta clave en la prevención de la hepatitis B es la vacunación. De acuerdo con Mayo Clinic, la vacuna se administra en esquemas de dos o tres dosis, según el tipo utilizado, y no representa riesgo de infección. Está recomendada para recién nacidos, personas con enfermedades hepáticas crónicas, adultos de 19 a 59 años, y adultos mayores con o sin factores de riesgo. También se sugiere consultar sobre esta vacuna antes de viajar a regiones con alta prevalencia del virus.
Según el mismo informe de la OMS, en 2022 existían aproximadamente 254 millones de personas con hepatitis B y 50 millones con hepatitis C. Aunque la incidencia anual de nuevas infecciones disminuyó de 2.5 millones en 2019 a 2.2 millones en 2022, las cifras continúan siendo elevadas. Las infecciones crónicas afectan en mayor proporción a adultos entre 30 y 54 años, y el 12% de los casos corresponde a menores de 18 años.
En el ámbito del tratamiento, solo el 13% de las personas con hepatitis B crónica fueron diagnosticadas y apenas el 3% recibió tratamiento. Para hepatitis C, el diagnóstico alcanzó al 36% y el tratamiento al 20%. Estos datos reflejan una brecha crítica frente al objetivo de eliminar la hepatitis como amenaza de salud pública para el año 2030. (Notipress)