Cuando la religión es utilizada para justificar actos de violencia

Cuando la religión es utilizada para justificar actos de violencia

Foto: Freepik

El Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o las Creencias, establecido por la ONU y conmemorado cada 22 de agosto, busca visibilizar y condenar la violencia motivada por la intolerancia religiosa.

 

Estos conflictos religiosos suelen entrelazarse con factores políticos, étnicos, económicos y sociales, lo que los hace complejos y multifacéticos. Sin embargo, no siempre la religión es la causa principal, sino que a menudo se utiliza como un medio para justificar o exacerbar tensiones preexistentes.

 

Actualmente existen conflictos relacionados con creencias religiosas alrededor del mundo, entre los que destacan:

 

Israel-Palestina: el conflicto en Gaza, intensificado tras los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, tiene componentes religiosos significativos. Hamás, un grupo islamista, ha justificado acciones violentas contra civiles israelíes (judíos en su mayoría) con retórica religiosa antisemita, aunque el conflicto también está arraigado en disputas territoriales y políticas.

 

Irán: las minorías religiosas, como cristianos, bahá’ís y musulmanes sunitas, enfrentan persecución sistemática. En 2022, Amnistía Internacional documentó detenciones arbitrarias, torturas y procesamientos de cristianos conversos por “cargos relacionados con la seguridad nacional”.

 

Egipto: los cristianos coptos, una minoría significativa, sufren discriminación estructural y ataques violentos. Las leyes de 2016 restringen la construcción de iglesias, y casos como la detención de nueve cristianos en 2022 por protestar pacíficamente contra la negativa a reconstruir una iglesia reflejan la represión estatal.

 

Arabia Saudí: la aplicación estricta de la sharía bajo un régimen confesional impone penas severas, como lapidación o amputación, por ofensas religiosas, afectando tanto a musulmanes no conformistas como a minorías.

 

Nigeria: los cristianos enfrentan violencia extrema por parte de grupos como Boko Haram y pastores fulani radicalizados, que combinan motivaciones religiosas con conflictos étnicos y económicos por tierras. En 2023, Amnistía Internacional señaló asesinatos impunes de cristianos y ataques a iglesias.

 

Sahel (Níger, Malí, Burkina Faso): los conflictos en esta región enfrentan a comunidades musulmanas contra animistas y cristianos. La narrativa religiosa se superpone a disputas por recursos y al impacto de la colonización, pero el extremismo islámico ha intensificado la violencia.

 

Sudán: la división entre el norte musulmán y el sur cristianizado/animista sigue siendo un factor en el conflicto, exacerbado por la guerra civil y la crisis humanitaria que afecta a millones de niños, según UNICEF.

 

India: las tensiones entre hindúes y musulmanes han aumentado bajo el gobierno del BJP, acusado de promover un nacionalismo hindú que incentiva el odio religioso. El asesinato de un líder sij en Canadá en 2023, presuntamente ordenado por el gobierno indio, refleja la intolerancia hacia minorías religiosas en un contexto de hinduismo estatalizado.

 

Pakistán: las leyes de blasfemia fomentan la persecución de cristianos y otras minorías. En 2023, los ataques en Jaranwala contra iglesias cristianas evidenciaron la violencia sectaria, mientras que la absolución de una cristiana acusada de blasfemia desató protestas islamistas.

 

Myanmar: la persecución de los musulmanes rohinyá por parte de la mayoría budista, respaldada por el ejército, incluye crímenes contra la humanidad y genocidio, según la ONU. La religión se usa para justificar la exclusión y violencia contra esta minoría.

 

A lo largo de la historia, diversas atrocidades han sido perpetradas bajo la justificación de creencias religiosas, aunque a menudo se entrelazan con motivaciones políticas, económicas o de poder.

 

Una de ellas fueron las Cruzadas, una serie de campañas militares sancionadas por la Iglesia Católica para recuperar Tierra Santa de manos musulmanas, aunque también incluyeron ataques contra otros grupos, como judíos y cristianos ortodoxos. Masacres de civiles, como la de Jerusalén en 1099, donde cruzados católicos mataron a miles de musulmanes y judíos tras tomar la ciudad, son un ejemplo de ello.

 

La Inquisición, especialmente la española, fue otro de esos episodios. Establecida por la Iglesia Católica para erradicar herejías, también se utilizó para consolidar el poder político y religioso. La tortura y ejecución de miles de personas acusadas de herejía, judaísmo, islam o brujería fueron algunas de las atrocidades que se vivieron.

 

La colonización europea en América, África y Asia fue a menudo justificada con argumentos religiosos, especialmente por misioneros cristianos. En América, la esclavitud de indígenas y africanos fue respaldada por algunos teólogos que argumentaban que era una forma de salvar almas al cristianizar a los paganos. Millones murieron por trabajos forzados, enfermedades y abusos.

 

Grupos extremistas como Al-Qaeda, ISIS y Boko Haram han utilizado interpretaciones radicales del islam para justificar actos de violencia. Ataques como el del 11 de septiembre de 2001, con casi 3,000 muertos, fueron perpetrados por Al-Qaeda en nombre de una yihad contra Occidente.

 

Estas barbaries, aunque justificadas en nombre de un dios o creencia, rara vez tienen la religión como causa única. Factores como el deseo de poder, el control territorial, los recursos económicos o la supremacía cultural suelen ser los verdaderos motores, con la religión utilizada como herramienta de movilización o legitimación.

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