
Las ligas profesionales de futbol femenino aún no cuentan con protocolos oficiales para adaptar entrenamientos al ciclo menstrual, pese a la existencia de evidencia científica sobre su impacto en el rendimiento deportivo. Entrenamientos, calendarios de partidos y programas de nutrición se diseñan sin contemplar las fases hormonales las cuales enfrentan las jugadoras.
Ante esa ausencia, la UEFA anunció en 2025 el financiamiento de proyectos médicos destinados a investigar de forma sistemática la relación entre variaciones hormonales y desempeño atlético. El organismo europeo busca establecer bases científicas las cuales permitan crear guías de entrenamiento con seguimiento del ciclo, prevención de lesiones y estrategias de recuperación específicas para futbolistas.
La iniciativa se produce en un contexto en el cual instituciones médicas externas ya documentan los efectos del ciclo menstrual en energía, metabolismo y recuperación muscular. Houston Methodist publicó un análisis detallado sobre los cambios fisiológicos que enfrentan las mujeres durante sus entrenamientos.
El informe explica cómo la menstruación reduce estrógeno y progesterona, generando fatiga y molestias. Durante la fase folicular, la elevación del estrógeno favorece incrementos de energía y mejor estado de ánimo. La ovulación concentra el punto máximo de esa hormona, mientras la fase lútea eleva la progesterona, lo cual provoca alteraciones de sueño, disminución en la síntesis muscular y dificultad para la recuperación.
Megan Cannon, especialista del Hospital Houston Methodist, afirmó que "la energía es crucial para cada proceso fisiológico en el cuerpo, incluido el rendimiento en el ejercicio y la recuperación. En las mujeres, también se necesita para apoyar funciones reproductivas, lo que añade otra capa de complejidad". La misma fuente señala cómo esos cambios reducen reservas de glucógeno, aumentan la retención de líquidos y disminuyen la sensación de hambre, factores que pueden afectar directamente entrenamientos y partidos.
También, el estudio propone medidas prácticas: aumentar la ingesta de carbohidratos antes del ejercicio en fase folicular, reforzar la recuperación con comidas balanceadas tras cada sesión. Además, sugiere elevar el consumo proteico durante la etapa lútea, considerar suplementos de creatina y utilizar bebidas con electrolitos en sesiones de resistencia bajo calor extremo.
Además, el anuncio de la UEFA representa un intento por trasladar esta evidencia médica al campo de juego. Según el organismo, los proyectos financiados buscarán establecer métodos de registro que permitan a clubes profesionales monitorizar de manera periódica el ciclo menstrual de las jugadoras, evaluar su impacto en rendimiento físico y ajustar planes de entrenamiento con base en datos objetivos.
En suma, la brecha entre ciencia y práctica deportiva aún persiste, sin embargo, el impulso de una institución internacional como la UEFA abre la posibilidad de una integración futura de protocolos médicos que respondan a necesidades fisiológicas específicas del futbol femenino. (Notipress)