
Desde aquella “Colina del Perro”, la Casología se convirtió en una nueva materia de estudio de la Ciencia Política a la mexicana.
Como usted sabe, esta materia mide en metros cuadrados y de construcción la cantidad de impuestos prediales que coleccionan los políticos huehuenches en la adquisición de casas, terrenos, ranchos, departamentos en México y en el extranjero… en tanto usufructúan parcelas de poder.
Del primer gobiernito del obradorato, la zacatecana Rocío Nahle es quien se lleva el diploma sexenal… aunque ya han ido apareciendo casólogos como el veracruzano Castagné que han dado a conocer las propiedades inmobiliarias de lujo que los morenistas han acumulado en estos sexenios de la “honestidad valiente”.
Habrá quien diga que no es así. Que es el veracruzano-poblano que se dice tabasqueño Manuel Bartlett quien se lleva las palmas, pero la verdad es que su vasta colección de boletas prediales inició desde que, en el echeverriato, fuera director de Gobierno en la Segob y desde esa posición esquilmaba a migrantes libaneses y judíos a quienes chantajeaba por su estancia ilegal en el país. Esas “adquisiciones” las potencializó cuando, en la Administración De la Madrid, fue titular de esa dependencia. Juntar tres decenas de casas, terrenos y, sobre todo, edificios en la avenida de los Insurgentes lleva su tiempo, de acuerdo con lo platicaba su inseparable Jesús Hernández Torres durante largas sobremesas en el restaurante Angus de la Zona Rosa.
Una de esas “incautaciones” sirvió en 2018 como “casa de campaña” de López Obrador.
Pero, además, hay subcategorías en la Casología. La más reciente es tragicómica, pues el nuevo caso de estudio, el de Gerardo Fernández Noroña, que va desde sus lloriqueos porque a él sí y a los opositores no, mostrando las declaraciones patrimoniales de sus colegas senadores.
La faceta cómica, de abierta carcajada, es que él haya presumido ser pobre, franciscano, hasta poco antes de que la 4T llegara al poder.
Porque ahora, en cambio…
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Un distinguido politólogo predice que a mediano plazo la 4T implosionará por la carencia de un verdadero proyecto político, y porque lo que más divide a las varias tribus que integran a su Movimiento es la desaforada ambición de recursos económicos que ahora manejan –y se quedan en sus manos-- de lo que ya han demostrado. Y en arca abierta ¡hasta la honestidad valiente peca!
Tiene razón. Hasta ahora lo único que los une es el uso descarado de la mentira.
Lo vemos a diario en la mentiñera de la señora Claudia Sheinbaum quien, como decía el dramaturgo Jules Renard, de vez en cuando dice la verdad para que todos creamos en sus mentiras.
Y si ella, al igual que quien le renta temporalmente el Palacio Nacional –habrá renovación o cancelación del contrato de alquiler en el 2027—miente con todos los dientes, ¿por qué los demás no deberían de hacerlo?
Vea usted, por ejemplo, lo que apenas dijo el burócrata Pablo Gómez, cabeza de la comisión presidencial para elaborar una legislación que desaparezca a los plurinominales, quite recursos públicos a los partidos y consolide la hegemonía de Morena como partido único:
Que esa reforma será para que los órganos electorales, tanto el administrativo (INE), como el jurisdiccional (TEPJF) “sigan siendo imparciales como lo han sido hasta ahora con la presidente Sheinbaum”.
Lo decía al mismo tiempo en el que a unos cuantos kilómetros los magistrados Mónica Soto y sus “Jelipes” que la acompañan declaraban como válidos los comicios de la pantomima judicial de los Torquemada 4T que juzgarán y castigarán a los impartidores de justicia que no se sujeten a los designios de Palacio Nacional, porque los “acordeones” no influyeron en los resultados, arguyeron y no argumentaron.
Mentiras, sólo escuchamos una mentira tras otra.
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Nadie experimenta en cabeza ajena, es cierto. Pero los morenistas deberían clavar su mirada en los más recientes sucesos bolivianos y, sobre todo, en lo que está por venir.
Allá en el país austral hay un debate político e ideológico, promovido por el fugitivo expresidente Evo Morales, sobre la reforma del sistema de representación, motivado por la búsqueda de una mayor eficiencia y una mejor representatividad.
Se argumenta que los diputados uninominales son más representativos de sus distritos, pero los plurinominales son más eficientes en la representación de diversas minorías políticas.
La intención es clara. Eliminar la representación proporcional o plurinominal, como se le conoce popularmente.
¿El resultado? Pues que el partido MAS que con Evo fuera el dominante ¡sólo obtuvo un diputado pluri que se suma a uno más que ganó en las urnas hace un par de semanas! Sopa de su propio chocolate.
Y ahora viene lo bueno: Los dos candidatos presidenciales contendientes en la segunda vuelta que se llevará a cabo en octubre ya proponen la eliminación de la reforma judicial de 2009 –que aquí copió AMLO en 2024-- con la que se han elegido a los ministros de la Corte Suprema de Justicia, del Tribunal Constitucional Plurinacional y el Tribunal Agroambiental mediante el voto popular.
Pero he aquí lo mejor: Esas mismas personas juzgadores electas popularmente son las que ahora persiguen a Evo Morales.
Cualquier semejanza con lo que aquí pudiera ocurrir cuando implosione Morena ¡no es una coincidencia!
@AndySKBrown1
* Pseudónimo bajo el que se redactan informaciones aportadas por los colaboradores y lectores del portal Índice Político.