
China renunció al estatus de país en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio (OMC), decisión anunciada el 24 de septiembre de 2025 en Nueva York por el primer ministro Li Qiang durante una reunión en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Así, la determinación en el ámbito comercial pone fin a un régimen vigente desde 2001. "China ya no buscará un trato especial y diferenciado en futuros acuerdos de la OMC", señaló Li, citado por la agencia Xinhua. La directora general del organismo, Ngozi Okonjo-Iweala, celebró el cambio. En un comunicado afirmó que representa "un paso significativo en las discusiones en curso sobre el papel de las grandes economías en desarrollo avanzadas dentro del sistema multilateral de comercio".
Durante más de dos décadas, ese régimen otorgó a Pekín ventajas como plazos más extensos para aplicar normas de propiedad intelectual, flexibilidades en la apertura de servicios y protección agrícola más prolongada. También facilitaba acceso a asistencia técnica destinada a respaldar la implementación de compromisos comerciales. Okonjo-Iweala añadió que "este es un momento crucial para la OMC" y que la decisión "refleja un compromiso con un sistema de comercio mundial más equilibrado y equitativo".
Aun así, todavía está por verse si China seguirá conservando ese estatus en otros ámbitos como en el plano ambiental. En la COP29, celebrada en noviembre de 2024, el organismo publicó un acuerdo financiero que obliga a países desarrollados a transferir 300 mil millones de euros anuales hasta 2035 para apoyar a Estados más vulnerables al cambio climático. Sin embargo, durante ese foro, China conservó su estatus de país en desarrollo, manteniendo su aporte como voluntario. El texto firmado en Bakú fue considerado ambiguo por no precisar el origen de los recursos y dejó abierta una hoja de ruta que se discutirá en la COP30 en Brasil.
Igualmente, el estatus llega en un momento en el que la economía del país asiático logra rebasar a decenas de países con esa misma insignia. De todas formas, su desarrollo comercial se vio fuertemente impulsado por este perfil. Durante 24 años, Pekín se benefició de concesiones diseñadas para economías emergentes. En cambio, en el ámbito climático sigue bajo una clasificación que le evita obligaciones financieras obligatorias pese a ser uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
Estados Unidos y otros socios comerciales habían demandado durante años la revisión de la posición de Pekín en la OMC. El ascenso de China como segunda economía mundial, y primera en paridad de poder adquisitivo, intensificó la presión para ajustar su condición. La decisión comunicada en Nueva York responde a ese reclamo, mientras que en materia climática la clasificación permanece intacta. (NotiPress)