A un año de Sheinbaum, mujeres aún esperan cambios en seguridad, justicia y violencia de género

A un año de Sheinbaum, mujeres aún esperan cambios en seguridad, justicia y violencia de género

Foto: NotiPress

Este 1 de octubre marca el primer año de Claudia Sheinbaum como presidenta de México, un hito que despertó grandes expectativas entre mujeres de diversos sectores por avances en igualdad de género, seguridad, derechos reproductivos y presupuestos con perspectiva de género.

 

Pero ¿qué tanto han visto las mujeres los cambios en la práctica? Al recopilar testimonios se advierte una mezcla de esperanza, decepción y exigencia.

 

Diana Karina Mantilla, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la BUAP e integrante fundadora de la Colectiva Tiamat Ku’vi, reconoció ante Imagen Poblana la relevancia de que una mujer sea presidenta de México, en un país donde el machismo ha permeado históricamente las estructuras sociales y culturales.
 

No obstante, dijo que su postura respecto al trabajo de la mandataria gira en torno a dos condiciones: la congruencia y el contexto heredado.

 

“La primera tiene que ver con la congruencia que se espera de las mujeres y de las feministas cuando participan en espacios de poder. Me parece que se exige una congruencia que no siempre se debate en el caso de los hombres, y eso se convierte en un doble o triple ejercicio de trabajo y de poder”, expuso.

 

La segunda condición, apuntó, corresponde a los problemas estructurales heredados de administraciones anteriores y a los retos globales que enfrenta el país. En ese sentido, sostuvo que Sheinbaum ha sido congruente con su partido y con su trayectoria política.

 

Sin embargo, Mantilla subrayó que esto no significa ausencia de crítica, puntualizando que existen diferencias sustanciales en temas como las desapariciones forzadas y la postura del gobierno mexicano respecto al conflicto palestino, en los que esperaba posiciones más claras y contundentes.

 

En cuanto a la agenda de género, consideró que si bien el primer decreto presidencial mostró perspectiva de género, no fue un posicionamiento feminista. “Que sea mujer no significa que se va a posicionar desde el feminismo, y ahí radica una separación con algunos activismos”, aclaró.

 

Sobre otros rubros, destacó que en materia de justicia aún hacen falta reformas profundas; en igualdad social, las políticas afirmativas avanzan lentamente, y en seguridad persiste una visión “punitiva y militarizadora”. Respecto a los derechos reproductivos, afirmó que los avances no han sido resultado directo del gobierno de Morena, sino de la lucha sostenida de feministas y de mujeres organizadas.

 

 Finalmente, la feminista sentenció que hace falta mayor voluntad política de todos los actores y no únicamente de la presidenta. “En lo personal, esperaría mayor contundencia en sus posicionamientos sobre temas de género, un espacio abierto al diálogo con las madres buscadoras y un deslinde de ciertos políticos de su partido”, concluyó.

 

Por otro lado, algunas mujeres poblanas reconocen que los programas sociales han sido el apoyo más visible en su vida cotidiana.

 

“Gracias a la pensión que recibo cada dos meses puedo ayudarme en los gastos, tener un poco de tranquilidad y sobre todo, no depender de nadie", expresó Margarita, quien resaltó que este ingreso le ha permitido sobrellevar los gastos básicos de su hogar.

 

Sin embargo, no todas comparten la misma percepción. Jessica, una joven poblana, señaló que no ha notado mejoras en temas como la equidad salarial, el acoso laboral, la inseguridad en las calles y la vulnerabilidad que siguen enfrentando las mujeres en la sociedad.

 

Del mismo modo se expresó Lucía, quien afirmó que la violencia de género es un lastre que la presidenta no ha podido enfrentar a pesar de ser mujer

 

"Ser mujer en México sigue siendo difícil; la violencia de género no se ha detenido y eso demuestra que, aunque tengamos a una presidenta, el cambio aún no llega a nosotras", expresó.

 

Estos testimonios reflejan el doble rostro del balance, mientras los programas sociales representan un alivio económico tangible para miles de mujeres, los pendientes estructurales en materia de seguridad, justicia y violencia de género continúan siendo los mayores atrasos del primer año de la presidenta.

Notas Relacionadas