
En cualquier empleo, la falta de productividad puede derivar en sanciones o hasta en despido. Sin embargo, en el Congreso de la Unión estas reglas parecen no aplicar. El caso de Adán Augusto López Hernández, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, reavivó el debate cuando fue captado observando un partido de la Champions League en su dispositivo móvil, mientras se desarrollaba una comparecencia en la Cámara Alta.
La imagen del legislador “distraído” pronto circuló en redes sociales, donde usuarios reprocharon la actitud y recordaron que los senadores reciben un salario neto superior a los 100,000 pesos mensuales, además de prestaciones y apoyos para su “labor” legislativa. El episodio puso de nuevo la lupa sobre la actitud de muchos representantes populares que, así como López, asisten a las sesiones solo a “calentar el curul” o a hacer cualquier cosa menos trabajar, desde revisar redes sociales y contestar mensajes personales hasta dormirse en plena discusión.
¿Qué dicen las leyes?
El marco normativo no contempla sanciones por “falta de atención” durante las sesiones. No existe una “ley anti-dormilones”, pero sí disposiciones enfocadas en las ausencias. La Constitución, en su artículo 63, dice que las faltas de 10 días consecutivos sin justificación equivalen a renuncia temporal hasta el siguiente periodo. Además, no presentarse al inicio de la legislatura sin causa justificada genera responsabilidad legal.
En el Reglamento de la Cámara de Diputados se obliga a los legisladores a asistir a sesiones y comisiones, y se faculta a la Mesa Directiva a amonestar por conductas indebidas como interrupciones o faltas de respeto. También hay un Código de Ética parlamentaria, donde se establecen lineamientos de “conducta correcta”. Un documento aprobado en 2016, incluso, señala que “no llegar borrachos ni quedarse dormidos” forma parte del decoro esperado.
Los episodios de legisladores distraídos no son nuevos ni han tenido consecuencias reales más allá de la crítica pública. Herminia López Santiago fue captada durmiendo en el Pleno mientras se debatía una reforma contra el maltrato animal. Homero Davis Castro debutó en el Senado dormido durante el debate de la Reforma al Poder Judicial, justificándose con “cansancio de campaña”.
En 2012, la hoy gobernadora de Campeche, Layda Sansores, fue sorprendida jugando Candy Crush en San Lázaro. Manuel Huerta Ladrón de Guevara fue exhibido en 2019 dormido por tercera ocasión, esta vez en la comisión de Grupos Vulnerables. Y más recientemente, Félix Salgado Macedonio ha sido fotografiado dormido en debates clave sobre seguridad, ganando en redes sociales el mote de “el dormilón de Morena”.
Pese a los códigos internos y lineamientos de ética, la realidad es que estas conductas no derivan en sanciones efectivas. Los legisladores distraídos suelen salir librados con explicaciones como “cansancio” o “largas jornadas de trabajo”, mientras los ciudadanos se limitan a la crítica y a los memes en redes sociales.