
Taylor Swift volvió a ocupar los titulares tras la publicación de su nuevo álbum The Life of a Showgirl. Parte de la estrategia publicitaria incluyó videos generados con inteligencia artificial (IA), acción que provocó reclamos sobre el consumo energético y la huella ambiental de esta tecnología. Las reacciones provinieron de admiradores y usuarios en línea que observaron contradicciones con antecedentes medioambientales vinculados a la cantante.
Durante el fin de semana del 4 de octubre de 2025, múltiples plataformas digitales registraron comentarios y debates sobre la campaña de promoción, compuesta por doce puertas naranjas instaladas en distintas ciudades. Cada una incluía un código QR que permitía desbloquear fragmentos audiovisuales del nuevo proyecto. Al visualizar esos clips, espectadores notaron irregularidades en texturas y movimientos, señales asociadas al uso de sistemas generativos.
Os fãs da Taylor Swift dizendo que o vídeo da promo de The Life Of a Showgirl não era IA porque a Taylor nunca se submeteria a isso.
— iury X (@iury_freitas_) October 5, 2025
Corta para o take mostrando nitidamente que é inteligência artificial.
Já não bastava a avalanche de críticas negativas, agora tem IA no meio. pic.twitter.com/tYgY2cNYJ7
En redes sociales y foros especializados, comunidades manifestaron inconformidad por el impacto energético de la producción. Integrantes de esos espacios destacaron la carga eléctrica requerida por los servidores de IA, aludiendo al consumo de recursos no renovables. Los reclamos se intensificaron por antecedentes de 2023 y 2024, cuando la intérprete fue señalada por la huella de carbono derivada del uso recurrente de su jet privado.
Algunos usuarios señalaron que el material habría sido creado mediante Veo 3, programa de generación de video desarrollado por Google. La posible colaboración no recibió confirmación oficial, aunque coincidencias visuales con la interfaz del buscador alimentaron hipótesis entre la audiencia digital.
De este modo, la controversia puso nuevamente en discusión la sostenibilidad de la producción artística impulsada por tecnologías avanzadas. Informes técnicos recientes mencionan que los sistemas de inteligencia artificial requieren infraestructuras de alto consumo eléctrico, lo cual incrementa la emisión de gases de efecto invernadero. Este tipo de procesos equipara su huella ambiental con la de sectores industriales de tamaño medio.
Un antecedente cercano permite contextualizar la reacción del público. A comienzos de 2025, se viralizó una tendencia en redes para crear imágenes con apariencia del estilo de Studio Ghibli mediante herramientas generativas. Aquella moda provocó críticas por apropiación estética y preocupación ecológica. Diversos medios internacionales reportaron que el estudio japonés desmintió versiones sobre demandas o advertencias legales, limitándose a aclarar que no había iniciado acciones contra los usuarios.
Ambas situaciones reflejan la inquietud social por el equilibrio entre creatividad automatizada y sostenibilidad ambiental. En el caso de Taylor Swift, la respuesta del público llevó a retirar varios videos de sus canales oficiales, aunque copias continúan disponibles en perfiles de seguidores. El debate permanece activo y centra la atención sobre el papel de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento contemporáneo. (NotiPress)