La medida del banco central estadounidense, que establece el nuevo rango objetivo entre el 3,75% y el 4%, refleja una mayor inquietud por el deterioro del mercado laboral. Este ajuste forma parte de una política monetaria que busca ser menos restrictiva y proteger el empleo.
La decisión de la Fed se produce en un contexto donde los indicadores económicos de EEUU sugieren un crecimiento moderado durante la primera mitad del año y un mercado laboral que se ha desacelerado, con un ligero aumento en la tasa de desempleo.
El banco central, al tiempo que recorta las tasas, mantiene sin cambios sus planes de reducción del balance general, demostrando que estará vigilante a la hora de decidir futuros cambios en su política monetaria. Los analistas prevén que la autoridad monetaria continuará aplicando recortes continuos por motivos de seguridad, buscando proteger la economía de una contracción.