Falsas denuncias, verdaderos delitos: las consecuencias de mentirle a la justicia

Falsas denuncias, verdaderos delitos: las consecuencias de mentirle a la justicia

Foto: Enfoque, FreePik

El reciente caso de una mujer en Atlixco, que simuló el secuestro de sus hijos menores de edad con el fin de evadir una deuda de 150,000 pesos, pone de manifiesto un problema grave no solo en Puebla sino en el país: el uso irresponsable y delictivo de los mecanismos de denuncia.

 

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Este tipo de actos no solo desvía recursos esenciales de las autoridades, sino que socava la credibilidad del sistema de justicia para las que son víctimas reales.

 

Aunque la simulación de secuestro es un caso de alto impacto, la falsedad ante la autoridad o la simulación de delitos se presenta a menudo en situaciones menos dramáticas, pero igualmente perjudiciales.

 

En el estado de Puebla, las denuncias falsas y el delito de simulación se asocian comúnmente a falsos robos y extravíos, por ejemplo. Es frecuente que las personas denuncien falsamente el robo (especialmente de vehículos) o el extravío de documentos para evadir responsabilidades (como el pago de tenencia o deudas) o para cobrar seguros.

 

Pero también se han documentado casos de personas que buscan inculpar a terceros por fraudes electrónicos o ciberestafas inexistentes o que en realidad no lograron concretarse, a veces por desconocimiento o con dolo.

 

La falsedad en declaraciones como delito, se configura cuando alguien miente a una autoridad pública. Casos como la simulación de un asalto o, como en el caso de Atlixco -una simulación de secuestro-; caen en esta categoría, pues la persona activa una movilización policial con una mentira.

 

También están las acusaciones sin fundamento, especialmente en temas de violencia familiar o delitos contra la salud, ya que puede ocurrir que, en medio de conflictos personales o vecinales, se imputen falsamente hechos delictivos a otra persona.

 

El problema de las denuncias falsas contribuye a la "cifra negra" (delitos no denunciados o no investigados) y fomenta el escepticismo, lo que dificulta la labor de las autoridades en los casos legítimos.

 

La simulación de un delito o la falsedad en las declaraciones no son un simple error o broma, sino un delito grave que conlleva severas sanciones penales para el denunciante o querellante.

 

En el Código Penal Federal y en los códigos estatales, las conductas de denuncia falsa o simulación se regulan típicamente bajo los delitos de simulación de delito o falsedad ante la autoridad.

 

Las sanciones varían según la legislación local y la gravedad del delito simulado, pero generalmente abarcan el pago de multas, la reparación del daño y hasta penas privativas de la libertad, considerando también las circunstancias y agravantes de cada caso.

 

El caso de Atlixco, al implicar la simulación de un secuestro, un delito de alto impacto, y el involucramiento de menores, podría enfrentar las sanciones más altas, buscando sentar un precedente sobre el uso doloso de las instituciones de seguridad, pero hasta el momento, se está en el proceso de investigación.

 

Y es que el hecho, como tal, no fue denunciado por la vía legal, sino a través de redes sociales y fue la Fiscalía General del Estado la que intervino, al tratarse de infantes involucrados.

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