La presidenta Claudia Sheinbaum renovó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) en una ceremonia en Palacio Nacional, donde firmó el acuerdo junto con representantes de 20 empresas productoras de alimentos y 12 cadenas de autoservicio.
Este programa, impulsado originalmente en 2022 durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, se creó para mitigar los impactos de la inflación y proteger el poder adquisitivo de hogares vulnerables, que destinan hasta 24.5 % de su gasto a este rubro.
En Palacio Nacional, junto con empresarios firmamos la renovación del Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), para mantener el costo de la canasta básica en 910 pesos. Este acuerdo es excelente ejemplo de cómo gobierno e iniciativa privada podemos colaborar para… pic.twitter.com/9V9DXmgWJX
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) November 18, 2025
Sin embargo, un análisis crítico revela un impacto mixto y limitado; sí contribuyó a estabilizar la inflación general y bajar el precio de esa canasta específica, pero no resuelve la carestía estructural ni el alza en el costo de vida real.
El PACIC ha funcionado como una herramienta de contención temporal más que como una política transformadora, si bien ha moderado la inflación alimentaria y estabilizado precios clave, especialistas advierten que no atiende problemas estructurales como la alta dependencia de importaciones agrícolas, especialmente de maíz, del cual México compra alrededor de 50 % en el exterior.
En materia inflacionaria, el gobierno federal destaca avances significativos, la inflación general descendió de un máximo de 8.7 % en septiembre de 2022 a 3.0 % en octubre de 2025, ubicándose por ocho quincenas consecutivas dentro del rango objetivo de Banxico. De acuerdo con Hacienda, sin el PACIC la inflación habría sido 2.6 puntos mayor en 2022, evitando un desplome del consumo, en medio de la volatilidad global.
En alimentos, la inflación cayó de 12.4 % en mayo de 2022 a 3.5 % en octubre de 2025, por debajo del promedio de la OCDE, sin embargo, organismos como el IMCO y analistas de Banorte matizan el optimismo al considerar que el efecto del PACIC ha sido acotado y temporal, pues la desaceleración global y la normalización de cadenas tras la guerra en Ucrania influyeron más. En 2022, incluso, los 24 productos del PACIC aumentaron 15.7 % anual, superando el promedio general.
El poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos mostró cierta resistencia gracias a la combinación del PACIC y el aumento del salario mínimo. Esto contribuyó a que la pobreza extrema disminuyera de 8.9 % en 2022 a 7.2 % en 2024, según el Coneval.
No obstante, el programa no ha logrado compensar el encarecimiento de otros bienes y servicios. El costo de vida de una familia de cuatro miembros se ha incrementado alrededor de 20 % desde 2022, presionado por aumentos en vivienda y servicios. Organizaciones de pequeños comerciantes, como la ANPEC, califican el PACIC como un “fracaso” en mercados locales, donde los precios fluctúan hasta 20 % y persisten problemas de abasto.
En términos macroeconómicos, el PACIC apoyó la expansión del PIB, al sostener el consumo de la población vulnerable, lo que incluso fue reconocido por el Consejo Coordinador Empresarial, pero el costo fiscal ha sido elevado, los subsidios a combustibles sumaron unos 128,000 millones de pesos entre 2022 y 2023, recursos que no se recuperaron vía ingresos petroleros.
Analistas financieros advierten que este esquema genera distorsiones y riesgos de desabasto a largo plazo, al incentivar que productores desvíen oferta hacia productos no incluidos en los controles.
Aunque las percepciones ciudadanas apuntan a que el costo de la canasta básica sigue al alza, los datos oficiales muestran que la canasta específica del PACIC, sí registró una disminución real desde su lanzamiento en 2022.
Según Profeco, su precio pasó de aproximadamente 1,129 pesos en mayo de 2022 a 845 pesos en noviembre de 2025, lo que representa una caída de 25 % nominal y de 3.4 % en términos reales. Sin embargo, esta baja se explica en gran parte por productos muy volátiles, mientras la cebolla y el jitomate cayeron 26 % y 8 %, respectivamente, artículos como el limón y el huevo tuvieron incrementos significativos al inicio del programa.
Además, la inconformidad social persiste porque el PACIC tiene una cobertura limitada y no refleja el costo de vida real, solo aplica a genéricos en supermercados participantes, pero en tianguis, regiones rurales o marcas fuera del convenio los precios pueden ser hasta 20 % más altos.
Además, la canasta alimentaria general del INEGI, que incluye alrededor de 60 productos, aumentó 23.6 % entre 2022 y 2025, empujada por alzas en frutas y verduras frescas, que en sus picos superaron el 50 %. A ello se suman costos indirectos como transporte y logística, que aumentaron más de 15 %.
En conjunto, el PACIC ha funcionado como un “parche” efectivo para contener la inflación en lo esencial y proteger a cerca de 40 millones de personas en situación vulnerable, pero no ha logrado frenar el encarecimiento generalizado de la vida. Su incorporación al Plan México lo convierte en un mecanismo permanente, aunque especialistas advierten que su impacto seguirá siendo limitado mientras no se atiendan factores estructurales como la dependencia de importaciones, la falta de autosuficiencia agrícola y la concentración del mercado en pocos grandes distribuidores.