Una tormenta de odio

Una tormenta de odio

Es lo que hay...

 

Hay tanto odio, tanta ira, tanta necesidad de gritar.

 

Hay tanta necesidad de gritarle al mundo “tengo razón”, pero al mismo tiempo vociferar “tú no la tienes”.

 

Hay tanta confrontación, hay una incapacidad por reconocer al semejante.

 

Hay una soberbia injustificada.

 

Hay personas que apenas si pasaban biología en secundaria y preparatoria, pero opinan del Coronavirus y asientan sus argumentos como si de científicos se trataran.

 

Hay gente que cree que la ciencia social no es ciencia. Y entonces son igual expertos en política que en cine, en antropología o psicología.

 

No es que no haya gente culta y con un conocimiento casi renacentista.

 

Pero estas personas se cuentan con la mano.

 

Todos corrigen.

 

Todos tienen una vida perfecta puesto que pueden satanizar la tuya.

 

El aprendizaje parte del reconocimiento de la ignorancia. Muy a lo Sócrates.

 

Pero en Twitter hay tanto “experto” que eso justifica por qué la ignorancia sigue avanzando.

 

¿Cómo aprender si creo que ya lo sé?

 

La verdad lo único que las redes sociales han causado es exhibir la miseria humana del ser humano.

 

En el análisis sociológico del comportamiento digital, podríamos encontrar mucho de lo que nos describe como humanidad.

 

Y en esta columna es a lo que nos abocaremos: la razón por encima del absurdo, la bondad como mayor estado de la inteligencia.

 

Será un viaje agradable, o trataremos de que sea así.

 

Comunicación, Política Pública, Publicidad, Sociedad, Historia, Cine...

 

Este texto será un paseo por todos estos temas.

 

Un refugio para que el lector digital se tire en el sofá de su casa y lea, con agrado, estas letras plenamente cuidadas.

 

Nos vemos todos los lunes para dar Golpes de Razón.